Los perros protegen a los niños: porque tienen este instinto protector para los pequeños humanos
¿Quién mejor que nuestro amigo de cuatro patas para velar por la salud de nuestro bebé? He aquí por qué los perros protegen a los niños: cómo sentar las bases para una relación intensa.
Quienes conviven con un perro y un pequeño humano conocen bien el tipo de vínculo de eterna amistad y complicidad que se puede crear entre los dos. Parece que no hay mejor ‘guardaespaldas’ que nuestro Fido para nuestro hijo: pero ¿por qué este instinto protector canino es particularmente fuerte hacia el pequeño bípedo? Probablemente existen algunas razones que lo hacen más atento a la salud y seguridad de los humanos. Estas son las razones por qué los perros protegen a los niños y cómo lo hacen mejor.
El perro y la jerarquía social: su apego a la familia
Para comprender las razones por las que un perro es tan protector con los pequeños humanos de la familia, es necesario profundizar en la historia del perro y su ADN. De hecho, se trata de investigar la genética del animal que desciende del lobo y, como este último, respeta una determinada jerarquía social y está acostumbrado a vivir en manada.
A lo largo de los años, la manada de animales se ha ido transformando gradualmente en su familia humana y, según esta ‘escala social’, los más jóvenes y los recién llegados son los más frágiles y los que necesitan una mayor protección. ¿Quién tiene entonces la ardua tarea de cuidarlo? Evidentemente a los que ‘protegen’ todo el territorio, incluida la familia: los perros en efecto.
No es casualidad que el perro esté siempre al lado de la cuna o permanezca ‘en guardia’ cada vez que un extraño se le acerca. Prácticamente Fido ve el peligro de antemano y mantiene al bebé alejado de él, antes de que sea demasiado tarde: ¡un guardaespaldas perfecto!
Los perros protegen a los niños: ¿es solo una cuestión de instinto?
Por otro lado, los perros se han ido convirtiendo paulatinamente en los mejores amigos del hombre no solo por el cariño y cariño que supieron brindar, sino también por la protección que brindaron a todo el territorio ya la familia que allí vivía. ¿Instinto protector? Definitivamente se trata de una característica de su ADN, propio de su especie.
Pero el instinto por sí solo puede no ser suficiente: los adultos deben asegurarse de que el perro pueda expresar libremente esta naturaleza innata y, para hacerlo, ambos deben dejar el camino para crear una relación. Fido debe acercarse a la criatura, olerla y, de alguna manera, aceptar su llegada: antes del nacimiento es recomendable familiarizar a los perros con los cambios que pronto se producirán. Básicamente, necesitamos saber cómo presentarle al perro a nuestro hijo. La llegada de un recién nacido supone un gran cambio para todos los miembros de la familia, incluidas las mascotas.
¿Cuáles son los perros que más protegen a los niños?
Si hemos aclarado que es el instinto del perro proteger y velar por la salud de quienes se sienten más débiles e indefensos, es igualmente cierto que hay algunas razas de perros que son especialmente ‘aptas’ para este tipo de funciones. Suelen ser perros entrenados para ‘defender’ el territorio y todo lo que habita en él.
Entre las razas que son más ‘protectoras’ hacia los pequeños humanos ciertamente encontramos:
Cómo fomentar la relación entre perros y niños
Es cierto que los perros son muy protectores con los pequeños humanos, pero también es cierto que debemos asegurarnos de que pueda nacer una relación entre los dos ‘cachorros’ en casa. Todo comienza con el embarazo. Seguramente nos habremos preguntado si la perra sabe que estoy embarazada: seguro que entiende que se están produciendo cambios, pero es bueno acostumbrarse a la llegada de un recién nacido. ¿Cómo? Llevando a Fido a la habitación que le estamos preparando, haciéndole oler el kit y todos los aromas de los objetos que amueblarán la casa para la llegada del pequeño humano.
Una vez que nazca el bebé, tendremos que asegurarnos de que los dos puedan estar juntos, cerca y nunca hacer que el perro se sienta «abandonado». Es obvio que con la llegada de un recién nacido toda la atención estará centrada en el pequeño, pero nunca debemos hacer que Fido se sienta excluido. Otro error a evitar es regañar al perro o castigarlo en presencia del niño.
Debemos asegurarnos de que el perro nunca asocie al niño con algo negativo, un enemigo al que pelear, o quizás alguien que ha usurpado su ‘rol’ en la familia. En definitiva, hay que hacer todo lo posible para evitar los celos entre perro y niño. Premiamos los comportamientos positivos del animal con bocadillos y mimos; también educamos al niño para que esté con el perro y no lo trate como si fuera un juguete.
Francesca Ciardiello