Hasta los insectos pueden ser felices: un estudio lo revela
A menudo se piensa que los insectos carecen de la capacidad de sentir emociones: un estudio ha revelado que ellos también pueden ser felices.
Un curioso experimento científico ha revelado que la ocurrencia de hechos positivos es capaz de cambiar el estado de ánimo de los insectos. Increíble pero cierto, incluso estas criaturas a menudo consideradas simples e inferiores esconden habilidades extraordinarias. Incluso el insectos lata ser contento: vamos a averiguar cómo y por qué.
Los insectos pueden ser felices: ¿es realmente así?
La capacidad de sentir emociones implica poder experimentar estados mentales subjetivos, provocados por eventos externos.
No hay duda de que además de nosotros los humanos, no solo los perros y gatos, sino todos los mamíferos son capaces de ello.
Sin embargo, científicos de la Universidad Queen Mary de Londres han revelado que también existe otra categoría de criaturas capaces de sentir las emociones: se trata de insectos.
Los hechos positivos, en particular, podrían modificar su estado de ánimo, mejorándolo.
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El experimento de la Universidad Queen Mary
Para probar la asombrosa tesis de que los insectos también pueden ser felices, los científicos realizaron un experimento con dos grupos de abejorros.
Los insectos se presentaron con dos cilindros: el primero, marcado con una placa azul, contenía agua azucarada, mientras que el segundo solo tenía agua en su interior y estaba marcado con una etiqueta verde.
En poco tiempo, los abejorros entraron en masa en el cilindro más dulce, aprendiendo a reconocer el color que indicaba el recipiente que contenía el delicioso snack.
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En un segundo momento, los abejorros cruzaron un camino para llegar a un solo cilindro, atravesando un túnel que podía contener, de forma totalmente aleatoria, gotas de agua y azúcar o simplemente agua.
El contenedor al final del camino estaba marcado con una etiqueta de color ambiguo, entre verde y azul.
Esto dio a los científicos la oportunidad de comprobar que los animales que bebían azúcar y agua bajo el túnel eran más optimistas que los que sólo bebían agua.
De hecho, entraron más rápido en el cilindro, como esperando la recompensa. Los otros insectos, por otro lado, estaban más apáticos y desilusionados: parecían no tener ningún deseo de descubrir el contenido del contenedor en absoluto.
En resumen, no se puede negar: el optimismo y el pesimismo parecen estar presentes también en el mundo animal.