El gato odia las puertas cerradas: las razones de este comportamiento
¿El gato odia las puertas cerradas, el miedo a estar solo o simplemente la curiosidad? Descubramos juntos este extraño comportamiento del gato.
El gato es un animal complejo con multitud de facetas. Necesitas conocerlo bien en lenguaje y comportamiento para entenderlo y amarlo.
Muy a menudo, sin embargo, su actitud es incomprensible. ¿Cómo de hecho se vuelve inexplicable el porque el gato odia las puertas cerradas.
¿Simple curiosidad por saber qué podría encontrar del otro lado o una vez más predomina su afán de territorialidad? Descubrámoslo juntos en los siguientes párrafos.
El gato odia las puertas cerradas
En primer lugar, hay que destacar que esta obsesión del gato que odia las puertas cerradas no es solo de tu gato sino de todos los gatos.
Las razones de esta obsesión son diferentes. Abajo una lista precisa de todas las razones por eso el gato odia que se cierren las puertas.
- Curiosidad del gato: el gato es un animal con una naturaleza muy curiosa, aunque aparentemente no lo parezca. Esto se demuestra por el hecho de que parece ignorarnos cuando llegamos a casa y que me falta el interés de que haya entrado por la puerta. Este no es el caso, antes de que cada persona o animal en la casa, el gato haya notado quién ha entrado. Su curiosidad lo lleva a mirar hacia afuera y luego volver a tomar su siesta. Esta actitud lo empuja a explorar cosas e investigar todo. Por eso no es de extrañar si una puerta cerrada inmediatamente le llama la atención y lo intriga hasta que descubre lo que está sucediendo detrás de ella, y luego lo deja todo y se aleja.
- Socialidad: si bien en la naturaleza el gato siempre ha llevado una vida solitaria, con el paso del tiempo, al haberse convertido en una mascota en contacto con el hombre, ha logrado establecer una buena relación. El gato hoy en día está muy apegado a su dueño y todo su familia humana. Por tanto, encontrar una puerta cerrada para el gato es un obstáculo que le impide compartir todo el espacio con su dueño.
- Sentido de territorialidad del gato: el gato también el que vive en la casa, no pierde su carácter salvaje e incluso fuera de su hábitat reclama territorialidad. Los métodos son siempre los mismos, es decir, señales olorosas (a través de la orina o las glándulas sebáceas de la piel) o visibles (al rascar árboles o muebles) para otros gatos u otros animales. Esta territorialidad es la misma que reivindica aunque sea un gato doméstico, ya que el animal reconoce su hábitat para defender en la casa. Por eso el gato odia las puertas cerradas, ya que se convierten en obstáculos que no le permiten controlar su entorno.
- Ellos no conocen la privacidad: el gato, como cualquier otra mascota, no conoce el significado de la palabra privacidad. Por tanto, tener un gato significa poder encontrarlo incluso en el baño en el momento más delicado, estará contigo o si una vez más has intentado cerrar la puerta el gato estará ahí detrás rascándolo con las uñas.
- Oler: bien sabemos que este animal tiene un olfato excepcional y nada escapa a su olfato. Hay alrededor de 200 millones de células olfativas en la nariz de un gato. Gracias a la nariz el gato puede transmitir y recibir mensajes de otros gatos. Por ejemplo: si el gato huele la orina o las heces de otro gato, sabrá que un gato ha pasado por esa parte del territorio, el tipo de gato y qué «estado de ánimo» estaba en el momento de la secreción. Con esto quisimos decir que para el gato detrás de una puerta cerrada puede haber algo de lo que su nariz no escapa y que solo puede detectar olfateando.
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Consejo
Los expertos en este tema consideran apropiado asesorar a los propietarios de deje que el animal entre en esa habitación al menos una vez.
De esta forma el gato puede resignarse a que nada se le oculta y que hay poco que pueda intrigarle.
Otra solución podría ser en cambio crea una puerta pequeña lo que permite que el gato entre y salga a su antojo sin tener que dejar toda la puerta abierta.
Si es una habitación prohibida para el gato, entonces la solución es la repelente de gatos rociar alrededor de la puerta.
Raffaella Lauretta