Viajar en avión con un gato: condiciones, reglas y consejos útiles
¿A bordo de un avión con tu amado felino? Aquí tienes todos los consejos más útiles para que viajar en avión con tu gato no se convierta en una pesadilla.
¿Queremos irnos de vacaciones y no tenemos la intención (o no podemos) de confiar nuestro querido gato a alguien que pueda cuidarlo mientras estamos fuera? Solo tenemos que llevarlo con nosotros. Pero dejémoslo claro: ¡a nuestro gato no le gustará! De hecho, en general, a los felinos no les gusta abandonar su rutina diaria y desprenderse con dificultad de sus hábitos: por eso, si realmente no podemos dejarlo en casa, en su entorno, intentamos al menos hacer la experiencia lo menos traumática posible. Consideremos eso viajando en avion con el gato no es como hacerlo en un coche o en un tren, ni para él ni para nosotros los maestros. Así que veamos qué se necesita para salir y cómo comportarse a bordo de un avión.
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Que empacar
¿Hemos decidido que nos iremos con nuestro gato? ¡Entonces también tenemos que hacerle la maleta! Y tenemos cuidado de no olvidar nada. Para evitar que el gato, después de la experiencia ya ‘traumática’ del viaje, se sienta aún más confundido, traemos con nosotros todo lo que pueda hacer que se sienta a gusto durante la estadía (viaje incluido). Esto es lo que nunca debería faltar.
- Los documentos del gato: antes de salir es fundamental que el gato tenga ‘todos los papeles en regla’, es decir, esté al día con el calendario de vacunación y tenga su pasaporte. Así que si decidimos viajar, especialmente al aire libre, con el gato, asegúrate de movernos a tiempo para encontrar toda la documentación y permisos necesarios para salir. Además, los documentos requeridos pueden variar en función de si el gato debe viajar en cabina o en bodega.
- El portador de mascotas: más adecuado por su tamaño (aunque la mayoría de aerolíneas exigen el blando) y sobre todo que no supere el peso permitido por la compañía. Generalmente gatos y portador no deben exceder los 10 kg total (en algunos aviones incluso 6). Si es más pesado, viajará en la bodega. Las dimensiones permitidas suelen ser de 46x25x31 cm, pero hay que preguntar a la empresa.
- El botiquín de primeros auxilios por cualquier trauma o accidente o enfermedad a bordo.
- Le sue medicine habituales y para las emergencias: cuidado con no administrar tranquilizantes durante el vuelo, ya que en algunos aviones incluso está prohibido por los efectos ‘aumentados’ que pueden tener en el gato a gran altura. El gato debe permanecer consciente y nunca sedado. El uso de spray de feromonas, flores de Bach o incluso suplementos que liberan serotonina (Lea aquí: Feromonas para gatos: qué son y cómo se reciben).
- Sus juegos– artículos favoritos.
- Su papilla y sus snacks (no se le debe entregar durante el vuelo o inmediatamente antes),
- Nuestro ‘kit de emergencia’: mejor estar preparado si el gato tiene episodios de vómitos o alguna necesidad inesperada. Llevamos bolsas de plástico, toallitas húmedas, pañuelos de papel y desodorante.
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Viajar con el gato en avión: la información para preguntar a la aerolínea
Eso sí, lo primero que hay que hacer es asegurarse de que la empresa elegida acepte mascotas a bordo: de hecho, algunos permiten que nuestros amiguitos viajen solo en bodega, mientras que otros también en cabina con sus dueños. Al reservar el boleto debe informar la presencia del gato e se debe pagar una tarifa. Con el advenimiento de la emergencia Covid Siempre es mejor pedir a la empresa información detallada sobre las nuevas regulaciones y limitaciones de los animales a bordo: las reglas pueden haberse vuelto más estrictas, precisamente debido a la emergencia sanitaria.
Si te diriges al extranjero, averigüemos el tipo de documentación relacionada con el gato para llevarlo a un nuevo país. Solo ve al sitio web correspondiente Consulado, Embajada o IATA, pero es mejor conseguir un pasaporte europeo a tiempo (cuyo importe ronda los 200 euros). El tamaño del ‘equipaje de gato’ puede variar de una empresa a otra (por ejemplo, Ryanair acepta mascotas solo en bodega): toda la información se puede encontrar en sus sitios web. En algunos aviones también se permite llevar más de dos mascotas a la vez, pero cada pasajero solo puede llevar una.
Si el gato tiene que ir a la bodega
Si la empresa no le permite estar presente en la cabina con el propietario, o por problemas de peso, se verá obligado a ir a la bodega. En este caso, nuestro gato, por desgracia, se considerará un equipaje y, como tal, será recogido en el cinturón una vez que aterrice. Generalmente esta habitación no está iluminada y esta ausencia de luz puede tener un efecto calmante en nuestros queridos felinos. Incluso en la bodega, el gato debe permanecer en el transportín, cuyas ruedas deben estar bloqueadas y la puerta cerrada (pero sin candado) para evitar que el gato se escape o sea lanzado. Antes de soltarlo, asegurémonos de que la sujeción esté presurizada y calentada.
Cuánto cuesta viajar con el gato en avión
Como es fácil de predecir, el costo cambia según la empresa elegida. Va desde una cifra de unos 70 euros para algunas empresas como Airfrance hasta los 200 euros. Evidentemente, también cambia mucho según la ruta a volar. Pero incluso aquí, el sitio web de la empresa correspondiente puede proporcionarnos todas las explicaciones necesarias.
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¿Cómo te comportas a bordo?
Tras los controles de seguridad, a los que también será sometido el gato, tendremos que afrontar el vuelo en sí. Ruidos del motor y acumulación de presión en la cabina pueden molestar al gato, aunque algunos afortunados propietarios no ven ningún ataque. En cualquier caso, el gato no podrá salir del transportín, ya que existe el riesgo de que se escape entre los asientos y moleste a los demás pasajeros.
Podemos intentar calmarlo con agua y cubrirlo con una manta si siente frío. No se descarta que el gato, después de acumular nerviosismo debido a controles y diversos movimientos, ruidos y luces, haga su trabajo: estamos listos para limpiarlos para evitar que el mal olor provoque quejas de los demás pasajeros.
Viajar con un gato en avión: algunos últimos consejos
Antes de partir, para evitar la pérdida del transportín y del gato, ponemos etiquetas con el nombre del gato y sus datos, para que sea más fácil recuperarlo. Cubrimos la parte inferior del transportador con uno manta o toalla de papel (se cambia a la llegada).
Unos días antes de la salida nos aseguramos de que el gato se aproveche de su transportador, ya que tendrá que pasar mucho tiempo dentro. Siempre el día anterior reducimos la cantidad de comida para el gato y evitamos comerlo en las 12 horas previas al vuelo.
Francesca Ciardiello