Transfusión de sangre al gato: en qué consiste, cuándo es necesario y todos los riesgos

Cada vez más frecuente y necesaria: qué significa hacer una transfusión de sangre a un gato y cuáles son los beneficios y riesgos asociados a esta operación.

Transfusión de sangre al gato
(Foto Puxabay)

Cuando sea necesario realizar una transfusión de sangre al gato y ¿cuáles son los riesgos asociados con él? Es inevitable hacerse estas preguntas cuando el veterinario nos dice que la única forma de guardar la vida de nuestro querido gato es haciéndolo pasar por esta operación. Pero, ¿qué necesita saber bien antes de ‘donar’ sangre? Seguro que hay que conocer al donante, no solo al receptor: todo lo que hay que saber en esta circunstancia.

Cuando se necesita una transfusión

Una premisa fundamental es que ahora es una práctica muy extendida en las cirugías veterinarias, también porque los beneficios son tantos. Por tanto, es una operación necesaria en caso de anemia de gato, cuyos síntomas son evidentes y continuos.

Minino
(Foto Pixabay)

Hay varias formas de anemia, pero la transfusión de sangre es apropiada solo en los casos más graves o hemorragia aguda. Sin embargo, cuando se trata de anemia crónica y valores bajos de hematocrito no es necesario recurrir a esta donación de sangre.

De hecho, una anemia que suele padecer el gato no lo expone a peligros graves, ya que es como si el cuerpo del felino se acostumbrara a esta cantidad ‘escasa’ de sangre. Pero si tiene una pérdida significativa de sangre, es necesario que le inyecten más sangre para compensar lo que no está allí.

Transfusión de sangre de gato: grupos sanguíneos felinos

No es posible pensar en realizar una transfusión sin conocer bien el grupo sanguíneo del felino que la recibirá y el del donante. Los gatos tienen isoanticuerpos naturales, es decir, anticuerpos preformados con otros grupos sanguíneos, que son de tres tipos:

Gato con ojos cerrados
(Foto Pixabay)
  • Grupo A,
  • grupo B,
  • Grupo AB.

El primer grupo sanguíneo es el más común entre los felinos y afecta a la mayoría de razas, como el gato europeo y el Maine Coon. Este grupo de gatos solo puede recibir otro tipo de sangre A.

El grupo B, por su parte, afecta a razas como el birmano, el devon rex, el británico de pelo corto, el abisinio y otros. También en este caso los felinos del grupo B solo pueden recibir sangre de donantes del mismo grupo.

Finalmente, en el grupo AB ‘mixto’, que lamentablemente no es muy frecuente (pero común en el Ragdoll), los felinos pueden recibir sangre transfusional de ambos grupos sanguíneos A y B.

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Transfusión al gato: qué saber sobre los donantes

Pero, ¿cómo deberían ser los donantes de sangre y cuáles son las dificultades que podrían surgir antes y durante la recolección de sangre para donar? El estado de salud del donante deberá evaluarse al microscopio, precisamente para evitar algunos problemas futuros en el receptor.

Los principales requisitos de un donante deben ser:

  • una edad temprana (entre 2 y 8 años),
  • buenos análisis de sangre,
  • no lleve FIV o FeLV,
  • sani,
  • sin problemas cardíacos.

Evidentemente, antes de la recogida será necesario conocer a qué tipo de grupo sanguíneo pertenece el donante. Y es precisamente en el momento de la recogida que podrían surgir dificultades, porque al gato le resulta difícil permitir que se extraiga sangre con una aguja, por lo que puede ser necesario sedarlo. También puede encontrar que extrae muy poca sangre.

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Beneficios y riesgos de la transfusión

Sin duda, existen ventajas, a saber, la de compensar la cantidad de sangre perdida o insuficiente tras un episodio de anemia aguda o hemorragia. Entonces si es necesario hacerlo es porque de ello depende la vida del felino. Lamentablemente, sin embargo, es inútil ocultarlo, también existen riesgos.

Transfusión de sangre al gato
(Foto Pixabay)

En particular hablamos de hemólisis masiva por anticuerpos, un proceso de destrucción de los glóbulos rojos, que tiene las siguientes consecuencias directas:

  • un estado de apatía,
  • problemas respiratorios,
  • problemas del corazón,
  • episodios de vómitos y diarrea,
  • convulsiones y shock,
  • muerte.

Finalmente, los riesgos también incluyen algunas reacciones alérgicas, que tienen efectos sobre la piel: picor, eritema, urticaria, etc. En cualquier caso, es necesario informarse bien con su veterinario de confianza para despejar cualquier duda y entender cómo se pueden evitar los riesgos.

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Francesca Ciardiello