Resfriados y dolencias estacionales: ¿qué les sucede a los perros y gatos en este período?
¿Qué son las enfermedades estacionales de perros y gatos, cómo prevenirlas y cómo tratarlas? Cómo proteger a nuestros animales de las enfermedades estacionales.
Cambio de estación, cambio de temperatura a veces bastante brusco: estos factores pueden desencadenar dolencias estacionales tanto en perros como en gatos. Pero, ¿cuáles son las más frecuentes y hay alguna forma de prevenirlas? Todo lo que debemos saber para preservar la salud de nuestras mascotas de las amenazas de la estación otoñal.
Se acerca el otoño: lo que cambia
La llegada del primer resfriado es sin duda uno de los factores ‘culpables’ de algunos problemas de salud tanto en los animales como en sus dueños. La transición del calor del verano al frescor del otoño puede ser repentina, tanto que el cuerpo no puede adaptarse perfectamente al cambio de inmediato.
Es este el periodo de muda de pelo tanto en perros como en gatos: en realidad es una preparación para el frío del otoño, con un pelaje más espeso. Es recomendable cepillar el manto con frecuencia para favorecer su regeneración y hacerlo más espeso.
También cambia (o deberías cambiar) la dieta del perro en otoño y la del gato precisamente porque se consumirán más calorías (y más aún en invierno), por lo que los alimentos deben ser más ricos y nutritivos que en verano.
Dolencias estacionales de perros y gatos: su salud en otoño
Pero desde un punto de vista clínico, ¿qué le sucede al cuerpo de perros y gatos en la caída? Puede convertirse en una víctima fácil de enfermedades estacionales que involucran los sistemas respiratorio, articular e intestinal. En particular, el cambio brusco de temperaturas y su descenso hace perros y gatos en riesgo de resfriados y diarrea.
Enfermedades estacionales de las vías respiratorias de perros y gatos
No es solo un resfriado, sino también fosas nasales congestionadas, infección de las vías respiratorias, lagrimeo excesivo hasta problemas más graves como: laringitis, bronquitis, neumonía y traqueítis. Por eso, si el perro tiene tos, es recomendable llevarlo a la visita del veterinario, quien podrá entender la causa y tratarlo.
A estos problemas respiratorios se suman los propios de los gatos que, al lamerse el pelo, ingieren buena parte de él y suelen vomitar el exceso de bolas de pelo.
Problemas intestinales de perros y gatos en otoño
La principal causa de la diarrea en este período es sin duda el resfriado. Por ello es fundamental mantener el nivel de hidratación de nuestros animales elevado y cambiar su alimentación, pero siempre bajo el consejo del veterinario.
podría ser apropiado concertar una visita para evitar empeorar la salud de nuestros animales e no adopte remedios caseroslo que no solo puede hacer que el problema persista, sino incluso empeorarlo.
Por último, presta atención a los ataques de los llamados ‘gusanos de sangre’, que atacan los intestinos de los animales y proliferan dentro de sus cuerpos y muchas veces los efectos se notarán cuando la infección ya está en marcha.
Enfermedades estacionales conjuntas de perros y gatos.
Sobre todo en ejemplares mayores puede ocurrir que se experimenten problemas con los huesos y las articulaciones: de hecho, los sujetos mayores también experimentan el frío de esta forma. Los casos de artritis también pueden darse en perros y gatos, por lo que es recomendable prevenirlos con una dieta especial para gatos con artritis, al igual que en el caso de los perros.
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Cómo prevenir las enfermedades estacionales en perros y gatos
No sólo en primavera conviene hacer la limpieza de temporada: incluso en otoño es bueno hacer la limpieza de la casa del exceso de pelo por la muda de la época, pero también lavar sus complementos para evitar la presencia y proliferación de gérmenes y bacterias (responsables de las infecciones).
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No renunciamos a la actividad física, que si afuera hace más fresco y protegemos a nuestros animales de la lluvia y los cambios bruscos de temperatura, evitando corrientes de aire y pasajes de frío-calor de dentro a fuera de casa. Esto no quiere decir que tengamos que ‘cerrarlos’ en casa, al contrario es recomendable que se acostumbren al frío invernal con salidas ‘razonadas’ en los momentos más calurosos del día.