Perro con correa al andar en bicicleta: la norma
¿Quién ha visto a un perro atado con una correa cuando anda en bicicleta? Es cuestionable si todo esto es legal o perjudicial para nuestro perro.
Es cierto que estar junto a nuestro perro es importante e igualmente importante no renunciar a su compañía durante los momentos de relax del día. Pero cuando el perro se mantiene con correa cuando va en bicicleta y decidimos dar largos paseos ¿es igual de saludable para nuestro animal? Porque en realidad no se trata solo de entender si la ley lo prevé o no, sino sobre todo de entender cuánto le conviene al perro, obligado a seguirnos porque no le queda otra opción, tal vez jadeando y siendo arrastrado ya sin fuerzas. En resumen, es una pregunta espinosa que necesita respuesta.
Perro con correa atado a la bicicleta: las reglas oficiales
Antes de ver si es posible arrastrar perros con correa cuando pedaleamos, es necesario centrarse en la ley en materia de ciclistas y bicicletas. El arte. 182 del Código de Circulación, en lo que se refiere a la circulación de velocípedos, en el párrafo III se establece que:
‘Los ciclistas tienen prohibido remolcar vehículos, excepto en los casos permitidos por este reglamento, conducir animales y ser remolcados por otro vehículo.‘.
A diferencia de otras reglas más vagas respecto a los animales, como la de la prohibición o no de mantener al perro atado a la cadena, esta es mucho más clara: llevar perros con correa cuando el ciclismo está prohibido. No es posible mantenerlos atados y arrastrados cuando estamos cómodamente sentados en el sillín de nuestra bicicleta. Y además, se puede castigar con uno multa de 26 a 102 euros.
¿Y para motos?
Cuando se trata de motocicletas y ciclomotores de dos ruedas, el citado artículo 182 hace referencia a otra disposición, a saber Arte. 170. Este último se refiere al transporte de personas, animales y objetos en vehículos de motor de dos ruedas. La ley también reitera en este caso la prohibición absoluta de portar objetos que no estén sólidamente asegurados, que sobresalen lateralmente con respecto al eje del vehículo o longitudinalmente con respecto a la forma del propio vehículo, hasta un límite de 50 cm. También está prohibido colocar un objeto junto a la motocicleta o ciclomotor que limite la visibilidad del conductor.
¿Entonces no es posible llevar a nuestros animales con nosotros cuando elegimos dar un paseo en bicicleta? Por supuesto que sí, pero tenemos que transportarlos en jaulas o contenedores especiales.
Perro con correa cuando anda en bicicleta: por qué le duele
Como suele suceder al centrarse en el tema legal, se olvida el sentido común y se pierde el aspecto más importante, a saber, el bienestar de nuestro animal.
De hecho, es importante comprender la posición de la Ley, pero es aún más importante comprender cuáles son el sufrimiento causado al perro cuando se ve obligado a seguirnos sobre sus patas mientras pedaleamos. El perro obligado por la correa a seguirnos, debe seguir con precisión nuestro paso para no ser arrastrado por la fuerza. Por lo tanto, su paso debe ser continuo, no natural, y los riesgos de que se quede sin aliento son muy altos. Los sistemas respiratorio y cardíaco de su perro podrían tensarse fácilmente; pero el sistema óseo también podría verse afectado, especialmente en el caso de los cachorros. Son frecuentes de hecho lesiones en las yemas de los dedos y las patas.
Si pensamos que el perro se está divirtiendo, nos equivocamos: el perro se encuentra en un estado de gran estrés y también podría perder la fe en su dueño que lo obliga a correr y hacerse daño. Además también hay el riesgo de que pueda ser atropellado por algunos autos que pasan o la correa podría atascarse entre las ruedas de la bicicleta, arrastrando al ciclista al suelo.
Los casos en los que se concede
Si nuestro veterinario de confianza nos dijo que un poco de actividad al aire libre es bueno para nuestro perro, aún podemos optar por montarlo con la correa, pero con extremo cuidado. La velocidad del ciclista debe ser moderada y sobre todo, solo se pueden realizar tramos cortos. Solo debe transitar por caminos rurales o carreteras aisladas, donde el riesgo de atropello es mínimo o nulo.
Y sobre todo, el perro debe estar bien: no hay que obligarlo a satisfacer nuestro egoísmo. Entonces, si notamos que el perro está tenso o se niega a salir atado a la correa si estamos atados a nuestra bicicleta, evitemos esta tortura. Después de todo, ¡hay muchos juegos que se pueden jugar al aire libre con nuestro amigo de cuatro patas!
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