No solo las medusas: otros peligros provienen de los erizos, piojos y morenas

Erizos de mar (Pixabay)

En los últimos días os hemos hablado de remedios eficaces contra las famosas quemaduras de medusas, basándonos en dos nuevos estudios realizados sobre el tema. En particular, los investigadores del Universidad de Hawaii publicaron un estudio en la revista Toxinas que disipa algunos mitos al respecto y propone algunos remedios para el dolor y el ardor.

Pero los únicos escollos no vienen de las medusas: piensa por ejemplo que en islas hermosas como Sicilia, pero en casi todas partes donde hay acantilados espectaculares, existe un riesgo muy alto de toparse con picos puntiagudos de erizos de mar, que tocamos casualmente con una parte del cuerpo, manos y pies sobre todo.

También en este caso existen remedios para quitar las púas: solo ármate con fórceps y paciencia, evitando presionar o cortar la piel, pero también prestando atención para que no se rompa la picadura. Sin embargo, puede suceder que la picadura vaya en profundidad: en este caso siempre es bueno consultar a un médico, para evitar cualquier tipo de infección y diversas complicaciones, evitando la intervención con métodos de bricolaje.

Algunas especies de erizos, en cambio, pueden liberar toxinas a través de los pedicelarios, pequeños órganos que se ubican entre las púas y los pedicelos ambulacrales: también en este caso puedes probar con fórceps y alternativamente contactar con un médico para evitar contagiarte.

Menos conocido es el efecto de los llorones, pez que vive en los bajíos arenosos del Mediterráneo, de la arena solo sobresalen la cabeza y las espinas de la aleta dorsal. Estos están conectados a una glándula venenosa: esto provoca un dolor muy fuerte causado por las pequeñas espinas de este vertebrado. El riesgo en este caso es que se extienda por toda la extremidad, provocando náuseas y desmayos.

No existen riesgos fatales, pero es recomendable aliviar el molesto ardor sumergiendo la extremidad en agua caliente durante al menos una hora. También para aliviar el ardor, puede presionar cerca de la herida, evitando tocarla. Esto permite que la sangre escape, previniendo infecciones. Nuevamente, el consejo es contactar a un especialista.

Solo hay una especie de morena que está muy extendida en el mar Mediterráneo: la Murena Helena. El pez, que aterroriza a muchos, es poco probable que se encuentre en aguas poco profundas, ya que normalmente vive en fondos rocosos, pero en la etapa juvenil se adentra más en la orilla. Por este motivo, a pesar del alarmismo, las mordeduras de morenas son bastante raras entre los nadadores y se concentran principalmente en los buceadores.

Aún no es posible establecer si existen toxinas en la saliva de las morenas, pero lo cierto es que su enérgica y dolorosa mordida provoca grandes laceraciones y el riesgo de infecciones no es infrecuente. Por eso, el consejo es consultar a un médico, mientras que para evitar ser atacado puede ser suficiente la regla de «mirar pero no tocar».