Miedo a los insectos en los niños: las causas y cómo superar la entomofobia en la infancia

Son pequeños y, sin embargo, pueden aterrorizar a pequeños y mayores: cómo lidiar con el miedo a los insectos en los niños, descubrir sus causas y su significado oculto.

Miedo a los insectos en los niños.

(Foto Pixabay)

La entomofobia en los niños es bastante común y no es raro que permanezca en la edad adulta. Pero, ¿de dónde viene este miedo común a los seres vivos tan pequeños que, comparados con nuestro tamaño, son realmente diminutos? Por tanto, veremos cuáles son las posibles causas de miedo a los insectos en los niños y cómo es posible superarlo con los remedios adecuados.

Miedo o fobia a los insectos: entomofobia y su significado oculto

No debemos avergonzarnos: todos tenemos miedos, incluso si hace mucho que hemos superado la edad de nuestra infancia. En realidad, incluso un estado mental aparentemente injustificado tiene su propio «por qué»: es nuestra forma de pensar. advertirnos de un posible peligro.

Miedo a los insectos en los niños.
(Foto Pixabay)

La manifestación exagerada e incontrolable del miedo, sin embargo, puede convertirse fácilmente en fobia, cuando surge un estado de ansiedad exagerada con respecto a la ‘cosa’ que tanto miedo nos inspira (un insecto de hecho).

La entomofobia ha sido reconocida como un estado de ansiedad, como una especie de fobia muy específica: se traduce como un miedo irracional y una profunda aversión a los insectos.

Ya sea de niño o de adulto, la persona que les teme puede sufrir estados de ansiedad leves hasta parálisis por el mismo miedo. Por lo que puede suceder que la entomofobia se vuelva incapacitante e impida que el sujeto que la padece siga viviendo sus acciones con normalidad.

Pero, ¿qué significa la entomofobia en los niños? Es un miedo muchas veces ligado a lo desconocido, el mismo que pueden sentir hacia los animales exóticos. En definitiva, cuando no se trata de animales que están acostumbrados a ver y ‘vivir’, les temen precisamente porque no los conocen bien.

Cada insecto da miedo (a su manera)

Los miedos a los insectos no son todos iguales, también porque en la vasta familia de insectos los especímenes son muy diferentes entre sí. En general, se pueden destacar tres tipos de miedo en los insectos:

Miedo a los insectos en los niños.
(Foto Pixabay)
  • miedo a las hormigas,
  • miedo a los gusanos,
  • miedo a las arañas.

Las hormigas pueden convertirse en un verdadero problema en cualquier hogar, especialmente cuando atacan todo lo que hay en la despensa de la cocina. Algunos estudios en pacientes que temían a las hormigas han demostrado que la causa podría ser una especie de intolerancia a su laboriosidad y ganas de hacer: como si toda hormiga que le proporciona su sustento futuro y su continuo movimiento molestara a quien tiene tendencia al descanso.

El gusano probablemente da miedo porque, al gatear, puede apoderarse de nuestras cosas, de nuestros lugares e incluso puede entrar en nuestro cuerpo. Piense por ejemplo en el miedo a que un gusano entre en nuestro estómago mientras comemos una Apple: como si, a través de este ‘canal’, nos atacaran desde dentro.

Finalmente, el miedo a las arañas está ligado no solo a su temible apariencia externa sino también al veneno que pueden inyectar, como ocurre por ejemplo en el caso de las serpientes. La araña puede morder, pegarse a nuestra piel e inyectar veneno: ¡una verdadera pesadilla!

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Miedo a los insectos en los niños: posibles causas.

Cuando vemos a un niño que le tiene miedo a los insectos, debemos ser comprensivos porque al final puede llegar a sufrir la misma ansiedad incluso de adultos. El miedo a los insectos no suele estar relacionado con su tamaño, que es casi irrelevante, sino con el miedo a su ‘ataque’ o agresión. La ciencia ha explicado por qué la gente odia los insectos pero, en la infancia, ¿por qué un niño puede sufrir entomofobia?

Trauma relacionado con una alergia

Algunos niños, luego de experiencias en este sentido, saben que son alérgicos a ciertos insectos y su veneno: es decir, conocen las consecuencias de una picadura o contacto con ellos. Después de experimentar el trauma de un ‘encuentro cercano’ con insectos, es obvio que temen un nuevo ataque.

Viven los miedos ajenos

Si el niño ve que un adulto, peor aún un padre, le teme a un insecto, es muy probable que tienden a imitarlo. Lo mismo ocurre con sus compañeros: pueden intercambiar impresiones e ‘historias’ (incluidas fábulas) sobre insectos y asustarse entre sí.

El no los conoce

El mundo de los insectos es a menudo un mundo desconocido, por eso inspira miedo, el miedo a lo desconocido. En este sentido, puede resultar útil presentar al pequeño humano a estos pequeños seres vivos, que en ocasiones también pueden adquirir apariencias más ‘agraciadas’ como en el caso de las mariposas, por ejemplo.

Vinculado a situaciones específicas

Imaginemos que estamos en la mesa o acostados en la cama: si vemos aparecer insectos que atacan nuestro plato o nos rodean mientras descansamos, es obvio sentir una fuerte y natural sensación de repulsión.

A menudo, por tanto, el niño teme a los insectos porque los ha ‘conocido’ en estas circunstancias, o porque ha experimentado las reacciones de los adultos, disgustados por lo que habían visto. Piense en las escenas desesperadas de adultos que buscan remedios para una invasión de hormigas.

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Miedo a los insectos en los niños: remedios efectivos para superarlo

Si nuestro bebé no puede controlar su miedo a los insectos, ¿qué podemos hacer? Ante todo es importante que el pequeño humano los conozca: de esta manera podrá entender que no todos los insectos son de temer y conocerá las diversas diferencias (por ejemplo, las diferencias entre abejas y avispas, a cuáles temer más y por qué).

Los niños tocan el insecto
(Foto Pixabay)

Para ello es fácil encontrar material sobre insectos en el mercado que los hará más ‘familiares’ y, si queremos, aún más simpáticos: libros, películas, juegos y kits que incluso ayudan a crear una verdadera cría en casa.

Los adultos nunca deben mostrar miedo a un insecto sino que deben acompañar al niño en el conocimiento de esta extensa familia formada por pequeños seres vivos con calma y serenidad: ¡quién sabe, tal vez no se convierta en entomólogo cuando sea mayor!

Francesca Ciardiello