Llega la confirmación: cuanto más feliz es un perro, menos ladra
Ha llegado la confirmación respecto a un aspecto conductual de nuestros queridos perros que ciertamente alguien que pueda disfrutar de la compañía de un perro de cuatro patas en casa habrá tenido la oportunidad de notar, estando en estrecho contacto con Fido todos los días. En la práctica, parece que cuanto más feliz es un perro, menos desarrolla la tendencia a ladrar, situación que en ocasiones podemos ver a nuestros amigos con la cola cuando el aburrimiento de tener que estar encerrado entre las cuatro paredes durante demasiado tiempo se vuelve demasiado insoportable. Una correcta actividad psicofísica contribuye de forma decisiva a hacer felices a nuestros perros y reduce en gran medida sus posibilidades de verse obligados a ‘avisarnos’.
Es parte de la naturaleza de los perros correr, socializar con otros, estar al aire libre y desarrollar comportamientos complementarios con sus respectivos dueños. Es una serie de factores que aseguran que el bienestar de estos animales se mantenga siempre alto. También existe una explicación científica para todo esto: se pudo observar que, desde un punto de vista fisiológico, se incrementa la producción de sustancias como la serotonina y la dopamina, que al igual que las endorfinas permiten el logro de punto ideal de equilibrio tanto desde el punto de vista mental como físico de los perros.
Tienen un comportamiento muy propenso al condicionamiento, como se desprende de un buen entrenamiento recibido: muchas veces una palabra es suficiente para que Fido ejecute una orden precisa, y lo mismo ocurre también para detener los ladridos excesivos. Lo cual es bueno para ser seguido por manifestaciones de aprobación y positividad como un abrazo o un premio. Y en caso de que tengas un compañero de cuatro patas que sea excesivamente propenso a ladrar contigo, ya sabes qué hacer: sácalo, enséñale con calma y suavidad a que se detenga y hazle saber lo importante que es para ti.