La elección de un animal: las diferencias entre especies y las necesidades de los niños

No solo la presencia de una mascota múltiples beneficios dentro de una familia y para mi niños, es en parte esencial para su crecimiento mamá también por su salud física. Lo que se crea con los niños es un vínculo muy fuerte y como lo demuestran varios expertos, la relación es natural, libre de condicionamientos. Los niños aprenden a interactuar, a respetar al animal y a conocer otros tipos de comunicación. Además, al volverse responsables, los niños se sienten más seguros y aumenta su autoestima. Sin embargo, no todas las familias son capaces de asumir la carga de un animal en el día a día y al que dedicar tiempo y hasta los 12 años los niños no pueden cuidar de una mascota. Pero no solo. No todos los animales son aptos para niños. De hecho, algunas especies se adaptan mejor al tipo de personaje de un niño que a otro.

Las cualidades de una especie animal, su comunicación y su lenguaje varían al igual que las actitudes de un niño. Hay niños más dinámicos, otros más tranquilos y reflexivos. En el panorama contemporáneo está muy de moda hablar de problemas relacionales y de comportamiento y habrían aumentado las solicitudes de apoyo a los profesores, proyectos orientados al abandono escolar temprano, etc. Sin embargo, en esta densa red burocrática olvidamos quizás el elemento principal: la naturaleza del niño, su libre expresión. Demasiados estímulos, demasiadas solicitudes del sistema, demasiadas actividades producen un efecto inverso. Someter al niño a un estrés constante y un sistema competitivo no es bueno para su salud. Tampoco ser siempre permisivo o comprensivo. Un niño debe crecer en consonancia con su edad de desarrollo pero también con las enseñanzas de sus padres orientadas al respeto y la dedicación. El amor es quizás el elemento principal para un desarrollo saludable. Sin embargo, hoy parece haberse desvanecido en un segundo plano. Por eso un animal es fundamental en su existencia. Seres que viven del amor incondicional, de los instintos y al mismo tiempo requieren atención, lo que lleva al niño a asumir la responsabilidad. Si un niño lastima a un gato, el felino se vuelve y se rasca. No es culpa del gato ni del niño: es interacción y descubrimiento. Hay quienes castigan al niño o al gato.

La relación de afecto no debe basarse en los reclamos: «Quiero que un perro lo lleve a pasear y lo llene de besos». El vínculo con un animal se construye y debe basarse en un intercambio auténtico y de confianza. Cada especie es diferente entre sí, así como cada perro, gato o pez es diferente y tiene su propio carácter. También es cierto que hay por ejemplo, razas de perros más predispuestas a relacionarse con niños. Pero no es obvio.

Animales de contacto y animales de contemplación

Los expertos señalan que existen diferencias sustanciales a considerar entre animales de contacto«Y esos» de contemplación«. Los animales de contacto pueden ser gatos, perros o conejos con los que los niños pueden crear contacto físico e intercambio de afecto. Los peces o las aves son seres que en cambio se pueden sugerir y aconsejar en el caso de niños hiperactivos por lo que deben adaptarse a contemplarlos aprendiendo a concentrarse si quieren descubrir la naturaleza de la especie. Para decir la verdad, la observación y la contemplación deben ser la base de toda relación, incluso antes del contacto. Cabe recordar que la relación entre niño y animal incluye muchos procesos mentales inconscientes que ayudan al niño en un desarrollo natural en el proceso de crecimiento psicológico.

En los casos en que los niños tienen patologías más marcadas y reconocidas vinculadas a problemas de comunicación, relación y socialización, se suele plantear la terapia específica de la terapia con animales, o la terapia asistida por animales. Se trata de casos graves como los de niños con autismo, trastornos generalizados del desarrollo, trastornos conductuales y psiquiátricos que pueden mejorar con la terapia asistida por animales, ahora reconocida a nivel institucional como una herramienta de rehabilitación.

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