La chinchilla persa: un felino blanco puro
ORIGEN: A diferencia del roedor del mismo nombre, que posee un pelaje oscuro con puntas blancas, el ejemplar felino luce un pelaje con coloración inversa, lo que le da un aspecto luminoso. Sin embargo, el espléndido pelaje requiere un cuidado meticuloso para poder realzar su matiz particular.
El primer ejemplo de La chinchilla se introdujo en 1888 en la exposición de Londres y en 1894 la variedad apareció con una sección definida en la misma exposición. Se cree que la raza se desarrolló a partir del cruce de varias variedades de persa, sobre todo el Atigrado plateado (tigrati argento), y que al principio era mucho más oscuro, a veces con tonos lavanda y con diseños que marcaban más el pelaje. Los intentos por lograr un color más claro debilitaron la cepa europea, que se agotó aún más durante la Segunda Guerra Mundial. Por lo tanto, se importaron especímenes de América para mejorar la raza, que ahora es fuerte y saludable nuevamente.
TEMPERAMENTO: Según algunos, las chinchillas tienen un temperamento más vivo que otros persas, pero también tienen la misma disposición afectuosa y tranquila. Entre los persas es el más aristocrático, un poco altivo, pero todavía le encanta cazar pequeñas presas. Casi nunca es agresivo, con personas y con otros animales. No tiene un carácter de matón, incluso cuando se enfrenta a situaciones particulares. Solo hay una variedad, la plateada.
CARACTERÍSTICAS MORFOLÓGICAS: Cabeza: Redondo y ancho, con nariz corta, perfilada en negro o marrón oscuro. Ojos: Grandes y redondos. Deben ser de color verde esmeralda o azul verdoso, delineados en negro o marrón oscuro. Orejas: Punta pequeña y redondeada, con mechones de pelo. Cuerpo: Menos rechoncho que en el persa típico, con huesos más finos. Capa: El pelaje es denso y sedoso, de un blanco inmaculado con punta negra. Coda: Corto y grueso, normalmente se lleva recto debajo de la línea de la espalda. Pies: Grandes y redondos, con almohadillas negras o marrón oscuro. Piernas: Corto, grueso y muy peludo.
De aspecto más delicado que el típico persa, la chinchilla en realidad tiene un cuerpo fuerte y robusto, como lo demuestra esta típica pose juguetona. Variedad más difícil de obtener: el estándar exige una coloración intensa y marcada de las puntas, lo que le da al pelaje un matiz particular en el hocico, los costados y la cola. El brillo particular del pelaje, que recuerda al del metal precioso, ha llevado a que la raza sea apodada Persa de plata (Plata persa).