Incluso los lobos extrañan a los humanos: estudio
Un estudio increíble realizó un experimento que reveló que no solo los perros, sino también los lobos extrañan a los humanos.
Aunque Fido pertenece a la misma especie que el lobo, sabemos bien cómo el proceso de domesticación ha llevado a que los caminos de estos dos animales se diversifiquen: este cambio se ha producido tanto en términos conductuales como genéticos, provocando que el perro desarrolle una compleja relación con el ser humano. ¿Se puede decir lo mismo, incluso de sus ancestros domesticados? Aparentemente sí: los lobos extrañan a los humanos.
Lobos domesticados: ellos también extrañan a los humanos
Nuestra relación con Fido es tan profunda e intensa que consideramos al cuadrúpedo un miembro fundamental de la familia.
Después de todo, nuestra especie y la de los perros comparten un vínculo cuyas raíces se remontan a decenas de miles de años.
Durante este tiempo increíble, estos animales han aprendido a relacionarse y comunicarse con los humanos. Y nosotros, por supuesto, lo hicimos nosotros mismos.
Es un proceso fascinante, que Darwin llamó «intercomunicación». Un equipo de investigadores de la Universidad Eötvös Loránd de Hungría se propuso averiguar más sobre la diferencia entre perros y lobos.
Sabemos que los primeros ejemplos de perros fueron en realidad lobos que empezaron a frecuentar los campamentos de nuestros antepasados, desarrollando con ellos una relación codependiente.
Por esta razón, los eruditos querían entender si incluso los lobos habrían podido construir una relación similar con miembros de nuestra especie, o si era una prerrogativa exclusiva de Fido.
Para averiguarlo, realizaron un experimento fascinante, que dio resultados muy inesperados.
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El increíble resultado del experimento.
En la prueba participaron 9 perros y 11 lobos semidomesticados, criados por humanos tras ser abandonados por sus madres.
Durante el experimento, los animales fueron llevados a un entorno desconocido por su referencia humana, luego dejados en manos de un extraño y finalmente dejados allí solos durante 3 minutos.
Si mientras estaban en compañía de su humano, tanto los perros como los lobos parecían emocionados y curiosos por el lugar que nunca antes habían explorado, una vez que se quedaron solos dejaron de olfatear los alrededores y parecían decididamente perdidos.
Que extrañaron al dueño era obvio: miraron en la dirección en la que se había alejado, aullando y aullando.
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En resumen, incluso los lobos extrañan a los humanos, no solo a los perros. El experimento, sin embargo, ha revelado una característica que diferencia a estos dos animales.
Cuando quedaron en manos de un extraño, los perros interactuaron con el extraño, mostrándose sociables e interesados; los lobos, por otro lado, lo ignoraron.
Esto demuestra que la domesticación milenaria ha hecho que estas criaturas sean más sociables y abiertas a los miembros de nuestra especie, incluidos aquellos que nunca antes habían visto.