Entiende que lo han tirado a la calle y solo quiere morirse: se acuesta en el suelo así
La desgarradora historia del perro llamado Luca: cuando se da cuenta de que ha sido tirado a la calle y abandonado por su familia, solo quiere morir.
No hay palabras para describir la tristeza que siente una mascota cuando llega abandonado. El dolor que sufrió al darse cuenta de que lo han dejado solo es inmenso. Un caso particularmente ilustrativo, que más que muchos discursos nos permitirá comprender lo que de otro modo no se puede describir, es la historia de un perrito llamado lucas. La desgarradora historia de este perrito, abandonado cuando tenía apenas unos meses de edad, está ambientada en México y fue compartida en la página de Facebook de la asociación mexicana sin fines de lucro que lo rescató, llamada Caninos 911, AC (@MaberCaninos911).
La triste historia del perrito Luca: cuando se da cuenta de que lo han abandonado en la calle, solo quiere morir
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Su publicación Facebook compartida por la Fundación Caninos 911 AC Villahermosa (ubicada en Tabasco, México), leemos una introducción personal de Luca, como si la hubiera escrito el propio perrito: «Una vez que tuve una familia, nunca entendí qué hice mal para salir de su vida, deambulé durante meses por la calle, algunas personas me dieron de comer y me permitieron refugiarme debajo de los autos, otras corrieron hacia mí tirándome piedras o gritando. palabras muy desagradables para mí… Ho empezó a dejar de comerya no queria vivir…».
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Cuando fue encontrado por los voluntarios de Caninos 911, AC, Luca debido a la depresión y la tristeza había dejado por completo de buscar comida y de comer. Tirado en el suelo sin moverse, el cachorro pasaba así las largas horas de sus días vacíos. Se había dejado llevar por completo: ya no podía soportar la soledad y la crueldad de los humanos los que lo habían dejado y los que lo ahuyentaban cada vez que lo veían por la calle.
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Traído a la clínica, el voluntario del refugio Maber ella lo cuidó. Preocupada por la salud del cachorro, la mujer pasó varias semanas obligándolo a comer. Al alimentarlo en contra de su voluntad día y noche, Maber permitió que Luca se recuperara lentamente. Los ojos tristes del perro, constantemente mojado con lágrimas, comenzaron a encontrar la serenidad nuevamente. Tras siete meses de vida en una perrera, Luca fue adoptado por la familia de Fer Ortiz Acosta. Ahora vive sereno y feliz y trata de olvidar por completo la gran tristeza del abandono. (De Elisabetta Guglielmi)
