Eliminación de la colonia felina: cuando la medida es legítima
¿Cuándo puede considerarse legítima la disposición que ordena el retiro de la colonia felina del lugar donde reside? Esto es lo que dice la ley.
Las colonias felinas y los gatos son realidades muy tangibles de nuestra vida cotidiana. Y es que, como es sabido por la mayoría, los gatos no pueden ser sacados del lugar que hayan elegido como su territorio, salvo las excepciones que establece la ley. Esto es, por lo tanto, cuando la disposición que prevé laalejamiento del colonia felina puede considerarse legítimo.
El estado del gato.
El felino más famoso del mundo siempre ha sido retratado como un animal libre e independiente, que sí, es capaz de establecer una relación afectiva con los seres humanos, pero del que no necesita para vivir.
Una pintura anacrónica del animal, que la ley ha acabado interiorizando con el tiempo y de la que ciertamente no se ha desembarazado. Por otro lado, es precisamente la ley marco sobre animales de compañía (y prevención de perros callejeros) la que define al gato como un animal en libertad, libre para vivir en el lugar que ha elegido como su territorio.
En efecto, para la época la legislación introdujo principios importantes ya la vez innovadores; basta pensar en la prohibición del maltrato a estos animales, en su momento lejos de convertirse en delito. Otro principio afirmado por la legislación es la prohibición de sacar a los felinos del lugar que han elegido como su hogar.
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Prohibición de la eliminación de la colonia felina: las excepciones
Visto más de cerca, la norma que prohíbe la prohibición del maltrato a los felinos en el marco de la ley marco ha sido interpretada de manera extensiva; la referida prohibición de expulsión no consta dentro de ella, como dato textual.
Pero las Regiones lo han hecho explícito en sus respectivas normas autonómicas de desarrollo de la ley marco, prohibiendo la salida de la colonia felina del lugar que ha elegido como su territorio.
El gato soltero sólo podrá ser llevado temporalmente, para ser esterilizado o ser tratado de otra patología, con el consiguiente reingreso al territorio de origen, una vez finalizada la hospitalización.
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Las mismas reglas nos dicen poco o nada sobre las circunstancias que deberían justificar una excepción a la prohibición de movimiento de toda la colonia felina. A falta de disposiciones específicas, todas aquellas hipótesis de carácter excepcional, que requieran la utilización de actos urgentes, como las ordenanzas sindicales, deben entenderse en este sentido.
Entre los motivos que pueden justificar el uso de este tipo de disposiciones para la eliminación de la colonia felina, solo podemos pensar en la existencia de circunstancias que puedan lesionar la integridad psicofísica o la propia vida de los felinos.