El valor social y educativo del juego en la vida del perro.
los juego para el perro es una actividad con un alto valor educativo que le permite ejercitar determinadas habilidades, aportando una gratificación divertida: la actividad lúdica, de hecho, es autocompensante y representa para el perro una salida para la energía de acceso. Este tipo de actividad está diseñada para definir los roles del rebaño familiar dentro de la comunidad familiar y administrar el autocontrol. De hecho, es una gran herramienta para canalizar las necesidades innatas del perro. (seguir, morder, bloquear, perforar agujeros, romper, competir) de otra manera difícil de satisfacer en la casa o apartamento.
El estado emocional que se genera durante el juego crea confianza entre el perro y el dueño mejora la intimidad de la comunicación. No solo la actividad lúdica aumenta las habilidades de nuestro perro para relacionarse con las personas y sus congéneres, facilitando las relaciones sociales. Precisamente por eso la familia debe dedicar tiempo a esta actividad desde la infancia del perro: es fundamental para su correcto desarrollo cognitivo. Por ejemplo, le permite probar, experimentar y perfeccionar secuencias de comportamiento en la vida adulta (apareamiento y defensa); aprender a comunicarse, practicar comportamientos ritualizados, desarrollar habilidades cognitivas, experimentar el mundo circundante, aumentar la resistencia física y la reacción motora.
¿Cuáles son las actividades de juego importantes?
Las actividades lúdicas con otros perros son importantes para la socialización del perro y el dueño debe reconocer los momentos de juego e intervenir si surgen disputas o peleas, si nota que el cachorro se vuelve competitivo o dominante. Si en la zona de los perros hay perros equilibrados y de buen comportamiento, le enseñarán al cachorro cómo relacionarse entre sí y cómo jugar correctamente. No tema dejarlo interactuar con otros perros, incluso si son mayores.
El arrastre de la pelota
La recuperación de la pelota es un juego muy divertido. tanto para adultos como para niños y se basa en dinámicas de intercambio con nuestro amigo de cuatro patas. Es posible que tengamos una relación más íntima y duradera con él. Primero tomemos el objeto del juego y dejemos que el perro lo huela y lama, luego ocultémoslo para hacer que el juego sea interesante. Cogemos una segunda pelota del perro que necesitaremos para distraerlo de la primera. Lanzamos la primera bola que el perro nos traerá y nos traerá de regreso, para quitárselo usaremos el segundo como recompensa, sin nunca dárselo; sólo se lo tiraremos cuando le haya salido el primero de la boca, y sigamos con el juego.
Ajustaremos la secuencia hasta que el perro suelte su agarre en nuestra liberación, sin que nunca se lo vaya a quitar. De lo contrario, este gesto socavaría nuestra confianza en él. Este juego no tiene contraindicaciones particulares excepto que con perros muy interesados en recurso bola pequeña como por ejemplo los Jack Russels, puede convertirse en un juego repetitivo y obsesivo. Nunca se debe crear una fijación, si se hace correctamente puede convertirse en un juego de cooperación hombre-perro. Leemos aquí cuáles son los mejores deportes para perros.
El empujar y tirar
Este juego tiene como objetivo desarrollar una colaboración eliminando el posesividad. Ha sido un tema de controversia en el pasado, pero desde entonces se ha descubierto lo útil que era para enseñar las señales de arresto tranquilo y autocontrol, aunque podría producir competitividad, entusiasmo, agresión si no lo hace correctamente un director experimentado. Estos ejercicios deben realizarse con calma y frialdad sin cambiar demasiado la excitación del perro. Las secuencias correctas son: sentarse-conseguir-jugar-salir. Comienza desde la posición sentada, porque el perro debe estar en un estado de calma y tranquilidad, de lo contrario corre el riesgo de excitarse demasiado y es contraproducente. Comenzamos el juego haciéndole agarrar el objeto y tirando hacia la izquierda y hacia la derecha, nunca hacia adelante y hacia atrás. No se preocupe por los gruñidos, que es normal, pero distingamos los gruñidos agresivos de los gruñidos juguetones. Podríamos leer este interesante artículo sobre el lenguaje paraverbal canino.
BM