El perro no quiere la correa: las razones del rechazo y consejos útiles
El perro no quiere la correa, una reacción bastante común en la mascota. Veamos por qué le cuesta tanto aceptar esta herramienta, junto con consejos eficaces sobre cómo solucionar este problema.
Enseñarle a tu amigo de cuatro patas las reglas de la convivencia no siempre es fácil. El perro es un animal al que le encanta sentirse libre para moverse cuando le da la gana, correr por todas partes dejándose llevar por su instinto y su curiosidad. Salir con él, sin embargo, implica reglas de comportamiento importantes para su seguridad, algunas de las cuales se basan en el uso de herramientas fundamentales: una de ellas es la correa, un objeto amado y odiado por un fideicomiso. Hoy veamos por qué el perro no quiere la correa y cómo podemos hacer que lo use.
El perro no quiere la correa: las razones de su negativa
La correa es una de las herramientas fundamentales para el cuidado y protección de nuestro perro peludo, a la hora de sacarlo de casa, en una realidad llena de peligros. Pero, ¿por qué la confianza a menudo no quiere usarla? Leamos más en el artículo.
Sacar a nuestro perro al aire libre y pasear tranquilamente con él es una de las actividades más bonitas que se pueden compartir con este animal. Hacer que el entorno externo viva en confianzaalejarse del hogar, permitirle adentrarse en nuevas realidades en las que explorar y conocer más el mundo, es fundamental para su desarrollo y bienestar psicofísico.
Pero para hacer que las actividades al aire libre sean tranquilas y seguras, necesitas tener algunas protecciones para él, que nos permiten no perderlo nunca de vista. La correa es una herramienta indispensable para pasear con un perro. Cuando salimos con él, el peludo se alegra de tener experiencias en lugares siempre diferentes pero también es cierto que los maestros nos hacemos más responsables de su seguridad.
En la ciudad como en el campo, Es importante que el perro esté acostumbrado a llevar correa y otros accesorios útiles para moverse protegido., como el collar y el arnés. Por lo general, es más cómodo usar el arnés para el perro, ya que lo deja más libre para moverse. En cuanto a la correa, sin embargo, puede ser fija o extensible. Si el perro retrocede y no quiere la correa, su actitud puede estar relacionada con el hecho de que nunca lo ha usado antes o ha sufrido trauma y violencia en el pasado, antes de ser adoptado por nosotros.
La primera regla, en cualquier caso, es Ten paciencia y genera confianza con el animal., haciéndole entender que el uso de la correa no esconde malas intenciones en su contra. Los primeros acercamientos con él serán difíciles: Trusty tenderá a alejarse e incluso a morder. Recuerda no regañarlo ni maltratarlo nunca, es injusto.
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Fido rechaza la correa: consejos sobre cómo comportarse
El rechazo de la correa no debe hacernos perder la esperanza. Para convencer a fido de que se lo ponga, solo hay que armarse de amor y mucha paciencia: es un camino educativo en el que el animal puede tener un gran éxito. Veamos cómo actuar con él.
El primer consejo que queremos dar es ten comprensión y paciencia con tu peludo amigo. Esta criatura trae consigo sus vivencias e inseguridades y nosotros, que somos más fuertes y más dotados de capacidades intelectuales, podemos educarla y mejorarla. Veamos cómo.
Un método excelente común y considerado para educarlo sobre el uso de la correa es el refuerzo positivo en el perro. Todo lo que se le enseñe a confiar debe ser asociado por él con la positividad de sus prácticas diarias. El método consiste en traer con nosotros unos bocadillos o una pequeña comida golosa para el perro., para ser ofrecido a él cuando sea necesario durante la caminata. Durante la caminata, podemos darle bocados de comida y alternar caricias y dulces palabras, recompensándolo si permanece tranquilo y no se inquieta.
Durante los primeros días, procedemos poniéndole y quitando la correa al perro con sus premios, empezando ya por casa. Es importante que este método se realice en un lugar tranquilo y cuando confío es en una situación de serenidad. En primer lugar, es mejor planificar viajes cortos no muy lejos de casa, aumentando unos pasos todos los días y solo cuando el peludo se tranquiliza con la correa.
En los primeros paseos al aire libre, se recomienda darle al perro golosinas, bocadillos adecuados para él, así como las caricias y sonrisas deben ser continuas. Tarde o temprano, el perro se acostumbrará a esta herramienta y volverá a sentirse relajado y protegido por su dueño.
Ilaria G