El gato juega con las sombras: por qué lo hace y qué le intriga
Le gusta mucho pero puede convertirse en un problema: qué hacer si el gato juega con las sombras y cómo gestionar este comportamiento.
Una cosa es cierta y vale para todos: a todos los felinos les gusta jugar. Ya sea por despreocupación o para dar rienda suelta a su naturaleza cazadora, lo cierto es que nunca pierden la oportunidad de divertirse aunque los juegos no sean ‘materiales’. De hecho, es legítimo preguntarse por qué el gato juega con las sombras y cómo manejar este comportamiento antes de que se convierta en un problema.
¿Por qué al gato le gustan las sombras?
En realidad, cualquier ‘excusa’ es buena para jugar: aunque no sea un objeto o algo material, el gato puede divertirse tratando de atraparlo. Y si es una sombra, mejor: de hecho, todo lo que ve moverse sobre paredes, objetos y superficies diversas despierta sin duda su interés.
Evidentemente la visión del gato también tiene su valor: aunque tiene mayor dificultad (comparada con nosotros) para enfocar objetos lejanos, sus ojos le permiten tener una visión mucho más amplia que la nuestra. Esto definitivamente lo ayuda a notar los peligros y alarmarse antes de que los humanos lo noten.
El gato juega con las sombras: por qué lo hace
Cuando se trata de felinos, hay un factor que nunca debe olvidarse: ¡siempre son cazadores! El instinto depredador está en su ADN, por lo que nunca perderán la oportunidad de ‘arrebatar a su presa’.
Pero, ¿qué satisfacción sienten tratando de agarrar o tocar algo que ni siquiera es palpable? Aparentemente es este encanto, este sentido de lo esquivo lo que intriga aún más a los gatos.
Y para quienes lo ven jugar con las sombras, el espectáculo es aún más entretenido: quizás la sombra que intenta atrapar es la suya, la misma que crea con su cuerpo, sin saberlo, explotando las luces. A veces también puede hacerlo porque está aburrido, porque tiene que ‘canalizar’ sus energías en una actividad que le permita pasar el tiempo.
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El gato juega con las sombras: cuando se vuelve peligroso
El problema es que en ocasiones este juego, aunque divertido para nosotros y desafiante para él, puede convertirse en una auténtica obsesión. De hecho, sabemos lo tercos y frustrados que pueden ser los gatos después de intentar varias veces y volver a intentar atrapar algo que «no está allí».
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En algunos casos, el comportamiento repetido y obsesivo-compulsivo puede conducir a una condición de estrés y ansiedad, como para inducir al gato a tener miedo a las sombras. Entonces su naturaleza pierde su encanto y se convierten en algo que temer por él. Mejor consultar a nuestro veterinario de confianza y pedirle consejo sobre cómo actuar antes de que su salud empeore.
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FRANCESCA CIARDIELLO
