Displasia de cadera en perros: las 10 razas con mayor riesgo

La displasia es una malformación de la cadera que puede afectar a algunas razas de perros en particular. A continuación, le mostramos cuáles son y cómo tratar la enfermedad.

Displasia de cadera en perros

Cuando la cabeza del fémur no puede rotar dentro del acetábulo, se denomina displasia. Esta malformación poligenética puede provocar un desgaste del cartílago con el tiempo, con las consiguientes dificultades motoras. Los perros afectados sufren dolor y tienen una movilidad motora bastante reducida. La patología puede ocurrir en el primer año de vida (de 4 a 12 meses) pero también a los dos años de edad: por este motivo es importante concertar una cita con un veterinario, preferiblemente especializado en ortopedia, para excluir el peligro de esta patología. En cachorros es posible intervenir de forma mínimamente invasiva y con excelentes resultados, pero no es solo una cuestión de edad: a menudo es el tamaño lo que afecta el problema. Es por eso que algunas razas son más propensas a esta malformación que otras.

Displasia: causas y síntomas

El experto veterinario Fernando Pastori de la Clínica Veterinaria del Parco dei Germani en Milán destacó la presencia de una predisposición racial hacia esta patología. Puede afectar a las extremidades anteriores y posteriores, como el codo, y provoca dolores más o menos intensos, cojera y dificultades motoras. La opinión del veterinario puede ser fundamental para reconocer los primeros síntomas y recomendar una serie de controles periódicos al menos dos veces al año, durante la fase crítica de crecimiento de un cachorro.

Típico de la displasia es el llamado ‘carrera de conejos’, cuando el perro se ve obligado a correr con una pata trasera levantada en relación con las demás. La predisposición de algunas razas, pero también una alimentación incorrecta y un entrenamiento inadecuado para el tamaño y condiciones físicas de nuestro perro pueden provocar la misma malformación.

Displasia: las 10 razas con mayor riesgo

Desde cachorros algunos perros de las siguientes razas, o mestizos, deben ser sometidos a controles periódicos por parte del veterinario ortopédico y pruebas para comprobar la funcionalidad de las extremidades.

Pastor alemán

Pastor Alemán y Pastor Belga Malinois: lamentablemente el perro símbolo de la displasia pertenece a la categoría de los pastores. Además de la predisposición genética, la postura típica con la espalda inclinada hacia abajo, influye en la aparición de la enfermedad. Es necesario aportar al perro la cantidad adecuada de calorías y grasas, para evitar que suba demasiado de peso y someta las extremidades a un esfuerzo excesivo, pero es igualmente imprescindible permitirle una actividad física sana y equilibrada.

Rottweiler

RottweilerA pesar de sus poderosos músculos, los perros de esta raza son de tamaño mediano o grande y, por lo tanto, tienen un mayor riesgo de malformaciones de displasia. Independientemente del género, los rottweilers deben someterse a controles periódicos.

Labrador retriever

Labrador retriever: es posible diagnosticar displasia en cachorros de al menos un año. Se debe prestar especial atención a no hacerle hacer ejercicios como saltar, correr sobre piedras o arena o caminos en mal estado, en fin, evitar que el peso del labrador retriever recaiga solo sobre las patas traseras o solo sobre las delanteras.

Bulldog inglés

Bulldog francés e inglés: tienen una morfología que los expone al riesgo de esta patología. El Bulldog Francés y el Bulldog Inglés tienen patas traseras arqueadas y caminan cambiando su peso de vez en cuando a una u otra pierna. Además, el Bulldog está particularmente predispuesto a la obesidad, por lo que será fundamental que adopte una dieta sana y equilibrada.

Alano

Alano: la predisposición en esta raza se debe al rápido crecimiento del perro. El peso de un gran danés fluctúa en promedio tra i 45 kg ei 100 kg, por lo tanto, las extremidades posteriores y anteriores se ven obligadas continuamente a soportar un peso muy considerable.

Perro de montaña de Bernese

Perro de montaña de Bernese: también aquí el factor de peso tiene un impacto fundamental en la aparición de la malformación. Es recomendable respetar un cronograma de controles periódicos por parte del veterinario e intentar curar la enfermedad cuando aparezcan los primeros síntomas: apatía, dificultades motoras y cojera.

Cocker

Cocker Spaniel y Springer Spaniel: en estas razas el problema puede manifestarse a los 4-5 meses de edad. Proporciona, como en otras razas, una debilidad motora en el lomo del perro, lucha para realizar ciertas acciones, como subir escaleras y cojear.

Mastín español

Mastín español y mastín napolitano: ambas razas de mastines prevén un peso y unas dimensiones considerables. Dado que un Mastín Napolitano puede llegar a pesar incluso los 100 kg, es importante adoptar siempre una dieta sana y equilibrada. La obesidad también puede causar problemas en el curso de «balanceo» de la espalda.

Douge de Burdeos

Dogo de Burdeos: es probable que 1 de cada 3-4 se ve afectado. El grupo de edad con mayor riesgo es el de un año. Si notamos cierta pereza, una dificultad para correr y saltar, la opinión de un experto será la adecuada.

Boxer

Boxer: esta es la última raza con mayor riesgo de displasia. Los perros boxer presentan los mismos síntomas que las razas enumeradas anteriormente e incluso para estos es válido el consejo de consultar a un veterinario, quizás un experto en ortopedia.

Cómo se trata la displasia

En caso de diagnóstico de displasia, la primera solución recomendada por los expertos suele ser la fisioterapia veterinaria, que es útil para una rápida y completa recuperación de las articulaciones. En los casos más graves, la fisioterapia irá seguida de sesiones de electroestimulación analgésica con Láser LLLT, junto con el uso de suplementos, analgésicos y antiinflamatorios.

En más casos, sin embargo, será necesario someter al perro a una operación quirúrgica de tres tipos: reconstructiva, con fines paliativos y sustitutivos, es decir, con el uso de prótesis de cadera.

Antes de recurrir a la cirugía es importante tomar algunas precauciones diarias pero útiles, como:

  • dieta sana y equilibrada,
  • largas caminatas (no carreras),
  • salidas frecuentes y actividad física regular.

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