Delfines sacrificados en la bahía de Taiji: la madre delfín y su cachorro terminarán en un parque acuático

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“No es cultura, ni tradición, solo crueldad”, palabras contundentes que acompañan a las películas de la organización Proyecto delfín de Richard O’Barry que documentan la matanza de delfines en Baia di Taiji, en Japón. Para muchos puede sonar un poco como uno de los muchos lemas. Desafortunadamente, es una realidad desconcertante con imágenes espantosas de delfines sacrificados, muchos están destinados al comercio de su carne, otros en cambio se venden a delfines de todo el mundo.

Esto es lo que los activistas vuelven a denunciar como cada año, presentes en el lugar para recoger testimonios y pruebas de lo que se está perpetrando. Entre las imágenes más significativas, como la del año pasado en la que un delfín se arrojó a los pies de un activista pidiendo ayuda, la fotografía de un delfín mular hembra con su perrito que los comerciantes han encerrado en los muelles esperando venderlos al mejor postor para ser destinados a un delfinario.

Un rebaño, una familia rota, destrozada, cuyo dolor no se escucha y solo por intereses económicos, una madre con su cachorro han sido privados de su libertad. Una crueldad sin precedentes, tanto más si tenemos en cuenta el fuerte vínculo que los delfines establecen en la manada y la relación de afecto que una madre siente por su cachorro, como surgió reiteradamente de los testimonios de comportamiento extraordinario de los delfines, incluido el de cuidar a los cachorros que han muerto.

He aquí el rostro cruel de una sociedad perversa que por lucro es indiferente a la condena de un ser vivo. Los ejemplares capturados pertenecen a la especie delfín mular, muy cotizada en el tráfico internacional de delfinarios. Es un tema que no se destaca lo suficiente, de lo contrario el negocio que gira en torno a esta forma de entretenimiento colapsaría.

La Proyecto Dolphin También informó que doce delfines Grampi fueron capturados para su matanza esta semana.

La cacería de Tiaji consiste en interceptar las bandadas en alta mar y con las flotas pesqueras son bloqueadas mediante señales sonoras que las confunden y guiadas hacia la bahía donde son bloqueadas con redes de pesca y capturadas. Luego las empresas seleccionan los ejemplares destinados a los delfinarios y los destinados al comercio cárnico.

La caza de delfines abierta el 1 de septiembre y los pescadores tendrán hasta marzo del próximo año para sacrificar miles de ejemplares según los datos comunicados por la organización sobre el presupuesto de la temporada 2015 y 2016.