Confiar al perro puede integrar el delito de abandono de animales: lo que ha establecido el Tribunal Supremo

En algunos casos confiar el perro a un tercero puede constituir un delito de abandono: así lo ha establecido el Tribunal de Casación.

Confiar al perro puede integrar el delito de abandono de animales
(Foto de Adobe Stock)

Cada año miles de mascotas son abandonadas en las calles de nuestro país. El abandono de animales es un crimen de odio, perpetrado contra quienes no pueden defenderse y no tienen voz para contar el abuso sufrido. Recientemente, la Corte Suprema dictaminó que confiar el perro a un tercero puede constituir un delito de abandono. Aquí están los casos.

Delito de abandono de animales

Abandono de animales
(Foto Pixabay)

La prohibicion de abandono fue uno de los primeros principios, junto con la prohibición de la crueldad y los malos tratos, en afirmarse en la legislación preparada para la protección de los animales.

La Ley marco 281/1991 (sobre las mascotas y la prevención de animales callejeros) condenó moralmente tales actos ignominiosos, promoviendo al mismo tiempo la protección y cuidado de su bienestar.

Posteriormente, la legislación se adaptó a la mayor sensibilidad hacia los animales también en el ámbito penal: con el Ley n. 189 de 2004 se introdujeron, entre otros, los delito de abandono y maltrato animal.

El primero, previsto y castigado porArte. 727 cp, castiga cualquiera que abandone a la mascota (o que haya adquirido los hábitos del cautiverio, con la detención de hasta un año, o con un más que llega hasta 10.000 euros.

Se trata de una sanción significativa, al menos en lo que se refiere al perfil patrimonial, pero que, sin embargo, aún no es suficiente para erradicar este fenómeno odioso, base de otro flagelo social en cuanto a los animales, los animales callejeros.

Si bien el castigo, en lo que se refiere al aspecto patrimonial, puede considerarse un buen disuasivo, el que toma la forma de la detención todavía parece insuficiente para frenar, con la amenaza de su aplicación, la conducta que se concreta en el delito.

Por otra parte, son cada vez más urgentes las solicitudes de endurecimiento del tratamiento sancionador previsto para este y otros delitos contra los animales.

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Confiar al perro puede ser un crimen

Confiar el delito de negligencia del perro
(Pixabay)

La Casación actualiza periódicamente el concepto de delito de abandono de animales. Por otro lado, los casos que llegan a juicio de armiños son muchos y no es posible determinar a priori, y en abstracto, todas las conductas susceptibles de sanción.

Solemos pensar en el delito de abandonar animales de forma estereotipada: el perro atado con una cadena a la barandilla de una carretera, incapaz de perseguir el coche de alguien que parecía tener en el corazón, hasta ese momento, su destino.

Pero el abandono no se configura solo en estas hipótesis: la Casación, por ejemplo, había establecido que el dueño que no realiza acciones concretas para buscar al animal perdido (o fugitivo), es culpable del delito.

En este caso, por tanto, no hay un comportamiento activo del culpable: no es un sujeto el que carga al perro en el coche, lo transporta lejos (para que no encuentre el camino a casa) y lo abandona en el borde de la carretera.

Lo que se castiga es inercia, que consiste en una falta de interés por la suerte del animal. Más recientemente, el Tribunal de Casación ha añadido una pieza más al mosaico que define la conducta delictiva: confiar el perro a alguien puede constituir un delito de abandono.

Por ejemplo, cuando decidamos confiar el perro a alguien que sabemos que no podrá cuidarlo o no podrá hacerlo de manera adecuada y acorde con las necesidades etológicas del animal.

los caso presentado al Tribunal Supremo es el siguiente: una mujer de Ivrea, que partía para las vacaciones de verano, había decidido confiar sus mascotas (dos perros y un gato) a un conocido.

Cuando este último había fallado en su compromiso, incapaz de honrarlo más, la mujer se volvió hacia sus hijos menores; cuidaban de los animales de los culpables día por medio.

¿Resultado? Debido a la falta de experiencia de sus hijos en el cuidado de animales, combinada con un trabajo discontinuo (día por medio), los perros y gatos se encontraron en condiciones de mala higiene, perjudiciales para su bienestar psicofísico.

Uno se aplicó a la mujer multa de 3.000 euros. Entonces, a partir de ahora, preste atención a a quién confiarle el perro (y otros animales), porque podría constituir un delito de abandono.

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Antonio Scaramozza