Castración del gato: cuando es necesario, riesgos y consecuencias

¿Qué sabemos sobre la castración de gatos? ¿Por qué a veces es aconsejable y cuál es la diferencia con la esterilización? Todo lo que necesitas saber.

Castración del gato
Castración de gatos: toda la información sobre esta operación (Foto Pixabay)

Nunca es fácil abordar el tema de la ‘castración’ con los dueños de gatos: muchos se sienten culpables o frustrados ante la idea de tener que someter necesariamente a su felino a una operación tan definitiva y dolorosa. Aunque pueda parecer absurdo quitarle a un gato la posibilidad de tener gatitos, en realidad a veces es la única solución posible. Asimismo, existen unas condiciones de salud que hacen necesaria la operación para evitar que surjan otras dificultades. En conclusión castración del gato Siempre ha sido un tema difícil de tratar, al igual que la esterilización, pero lo intentaremos de forma sencilla.

Castración de gatos: cuándo y por qué

Gato
Gato (Foto Pixabay)

Aunque la idea de privar a la gata de la posibilidad de tener descendencia es increíble, en muchos casos es necesario precisamente para evitar que dé a luz a gatitos que nadie puede cuidar. Partamos de una premisa: la de procrear, para un gato, ¿existe consecuencia directa de su instinto sexual. De hecho, precisamente por eso se verían llevados a tener tantos ‘hijos’ que muchas veces un maestro no es capaz de cuidar. A veces no es una cuestión de voluntad, sino también problemas de espacio, económicos, etc. Precisamente por eso, la castración se suele utilizar como solución definitiva, también para no aterrorizarnos ante los posibles encuentros del gato y cuando no está bajo nuestra estrecha vigilancia.

Además, un gato que no esté castrado, en edad puberal, puede sentir la necesidad de encontrar un compañero con el que aparearse: esto podría llevar al felino incluso muy lejos de casa, con el riesgo de que se pierda o corra algún peligro (desde accidentes hasta enfermedades enfermedades infecciosas del gato).

Los comportamientos de un gato no castrado

Cuando una gata está en celo (lea aquí: Gata en gestación: todo lo que necesita saber desde el celo hasta la gestación) emite algunas señales particularmente significativas: rueda por el suelo, emite ruidos particulares para llamar al macho y a menudo sufre pérdida de apetito . Cuando un gato no se aparea, también puede sufrir diversas enfermedades, como tumores de las glándulas mamarias, problemas íntimos y quistes. Un animal castrado no tiene estos comportamientos y por lo tanto no corre el riesgo de enfermarse por las patologías antes mencionadas.

Esterilización y castración: puntos en común y diferencias

Gato de perfil
Gato de perfil (Foto Pixabay)

A menudo hablamos de ambos sin tener una idea clara del tema. En esto consiste la esterilización y la castración felina.

  • Esterilización: es una operación que se realiza a las gatas, y consiste en la extirpación del útero y los ovarios (también llamada ovario-histerectomía). Se realiza con una incisión ventral (desde el abdomen) y suturas para cerrar la herida. Este último tiene la ventaja de obligar al gato a una convalecencia muy corta, pero rara vez se utiliza debido a su costo bastante elevado. La esterilización solo se puede realizar después de la anestesia, aunque esta última puede tener consecuencias graves (incluso letales) en la salud del gato. ¿Cuándo esterilizar a mi gato? A partir de los cuatro meses de edad y en cualquier caso después del primer estro (Lea aquí las etapas de la gestación del gato).
  • Castración: se realiza en gatos machos, a los que se les extirpan los testículos (de hecho se llama: orquiectomía). Este tipo de herida también requiere suturas, aunque recientemente se ha utilizado un material gomoso que cierra igualmente la piel desgarrada. ¿Cuándo debe hacerse? Hacia los 6 meses de vida, o cuando los testículos ya han descendido pero la sangre que circula por ellos todavía es pequeña, para evitar el riesgo de sangrado. Según estudios más recientes del Fundación felina WINN, en colaboración con l’Asociación Médica Veterinaria Estadounidense, el gato castrado no padece patologías del tracto urinario, como se creía anteriormente.

Castración del gato: costes, duración y convalecencia

Castración del gato: convalecencia
Castración del gato: convalecencia (Foto Pixabay)

Primero que nada hay que esperar a que el gato sea maduro pero no pase seis meses de vida: esto ayuda no solo a evitar que el gato procree sin límites sino también a correr el menor riesgo posible para su salud. La operación en sí toma aprox. 20 minutos y, después de unas horas, se puede llevar al gato a casa. Durante su convalecencia deberá observar un descanso absoluto, para recuperar fuerzas y ponerse en forma. El costo de la operación varía según el veterinario que la realice, pero también depende de los costos regionales. Por lo general, cuando se adopta un gato de los criaderos, los especímenes ya están esterilizados y el nuevo propietario puede hacer una oferta a voluntad.

La convalecencia poscastración no requiere cuidados especiales: necesita descansar mucho y quizás asegurarse de que el gato no se lama demasiado la herida. Esta podría infectarse e hincharse, requiriendo la necesaria intervención del veterinario.

Gato castrado: características

Un gato que se ha sometido a la operación suele presentar otros trastornos: los relacionados con la alimentación (obesidad en gatos), conductuales (apatía e indiferencia hacia los humanos y otros similares). Ciertamente no sufrirá trastornos relacionados con el período de calor, precisamente porque no sufrirá trastornos hormonales. La obesidad se debe a la falta de movimiento y al aumento del hambre, aunque las necesidades energéticas disminuyen. Por eso es recomendable adoptar una dieta específica para él, con productos diseñados específicamente para gatos esterilizados, que contengan menos calorías y menos carbohidratos.

Por supuesto, al eliminar el deseo sexual, también se eliminará el instinto de aparearse. Por lo general, será más dócil y menos propenso a pelear con sus compañeros. También reduce el riesgo de enfermedades más comunes como FIV o FeLV.

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