Carta 2000: el documento programático para la protección de los animales
Charter 2000 es un documento programático para la protección de los animales, que constituye la evolución de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales.
El camino de la civilización que tiene como objetivo el reconocimiento de los derechos de todos los animales vivos y sensibles está en constante evolución. Una de las etapas más importantes de este viaje es la Tarjeta 2000, firmado en septiembre de 1999 por algunas asociaciones de bienestar animal y personalidades importantes, que siempre han hecho un gran esfuerzo por apoyar la cuestión animal.
Los orígenes del artículo 2000
Un nuevo manifiesto, como viático para el inicio del nuevo milenio.
Un código ético y moral, un documento programático, que desciende en línea recta de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales. Esta es la intención de quienes firmaron en Roma, en septiembre de 1999, la Leer carta.
Muchas firmas famosas del documento para la protección de los animales. Entre los nombres se destaca Hack de Margherita, astrofísico, siempre vegetariano, fallecido en 2013 a los 91 años. Entre los signatarios Walter Caporale, una vida dedicada a la defensa de los animales.
Entre las asociaciones que han firmado el documento, las LIDA, la BAJO, y el AVI. Tampoco faltaron personalidades del espectáculo, como Licia Colò y Gianni Ippoliti. La Carta de 2000 es la evolución natural de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales firmada en París, en la sede de la UNESCO, en 1978.
Entre los miembros de la delegación italiana en suelo francés, el Dr. Laura Girardelloy el Dr. Giovanni Peroncini, inspiradores de la Carta del 2000. Girardello también como director editorial de «L’animalista», revista jurídica que publicó el documento programático.
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El contenido
En la introducción, los suscriptores especifican cómo el documento tiene como objetivo superar la visión antropocéntrica con la que el ser humano ha colonizado el planeta Tierra y esclavizado las formas de vida que conviven con él.
En particular, es desde este punto de vista que la Carta de 2000 se erige como la evolución natural de la Declaración Universal de los Derechos de los Animales, excesivamente elaborada a partir de la concebida para el propio ser humano.
Todos los animales, como seres vivos y sensibles, son portadores de derechos naturales como la vida, la libertad, la dignidad. Y es tarea del ser humano, como animal con capacidades cognitivas e intelectuales superiores, cuidar el planeta, convirtiéndose en su guardián y no en tirano.
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En particular, los animales tienen derecho a:
- no ser asesinado, excepto en defensa propia;
- no ser criados, comercializados y asesinados en beneficio del hombre (incluida la comida);
a) no ser sometido a maltrato, sufrimiento y crueldad; - no en mayúsculas;
- no debe utilizarse con fines de ocio y entretenimiento de ningún tipo.
Por tanto, los animales tienen derecho a nacer, crecer y reproducirse en su hábitat natural, sin que la mano humana intervenga de forma arbitraria para alterar su desarrollo natural.
Sin embargo, hasta la fecha, el llamamiento promovido por la Carta de 2000 no ha sido escuchado. El ser humano continúa tiranizando sobre todo el planeta, poniendo en peligro su propia existencia, independientemente de su destino o el de las demás criaturas que lo pueblan.
Los animales continúan siendo esclavizados, maltratados, sacrificados y categorizados, de acuerdo con los propósitos que el ser humano considera más acordes con la especie considerada. Y entonces tenemos buenos animales para comer, otros para explotar, otros para amar.
Antonio Scaramozza