Aspergilosis en aves: síntomas, causas, diagnóstico y terapia

Todo sobre la aspergilosis en aves: qué es, cómo reconocer sus síntomas y encontrar los remedios más efectivos para tratarla.

Aves aspergilosis
Aspergilosis de aves: por qué la pintada se encuentra entre las especies más afectadas (Fuente: Pixabay)

Los pájaros son cada vez más elegidos como mascotas para dar color a nuestros hogares y hacerlos más alegres con sus gritos y cantos. Pero su delicada salud a menudo puede enfermarlos: una de las enfermedades más comunes es la aspergilosis. ¿Qué importancia tiene reconocer los síntomas para tratarlos y alertar inmediatamente al veterinario? Puede ser decisivo para garantizar una vida más larga y menos sufrimiento. Echemos un vistazo más de cerca a qué es, cómo reconocerlo y cuáles son los riesgos reales que esta enfermedad conlleva en nuestros volátiles amigos.

Aspergilosis en aves: la patología

Es una enfermedad que ataca el sistema respiratorio de nuestras aves y es una de las enfermedades más frecuentes de las aves. Viene de un hongo, llamado ‘aspergilo‘, que penetra profundamente en el organismo del ave de una forma bastante violenta e invasiva. Generalmente existen algunas especies de aves particularmente propensas a este tipo de patología: Gris Gris, Amazona, Pionus y Mirlo. Cuando las aves entran en contacto con este hongo lo hacen de dos formas: o a través del tracto respiratorio o por ingestión alimentos y entrar en contacto con objetos contaminados.

De hecho, el hongo es bastante penetrante y persistente, y es capaz de contaminar incluso el material con el que está hecha la jaula, poniendo fuertemente en riesgo la salud de nuestra ave. Están igualmente en riesgo comida y agua que el pájaro podría ingerir. Generalmente se desarrolla en un ambiente no ventilado y echa raíces especialmente cuando el sistema inmunológico del ave no está en niveles óptimos.

El sistema inmunológico de un ave se ve comprometido ya sea por la presencia de otras enfermedades en curso o por una condición estresante fuerte, por cambios de jaula, viajes, convivencia forzada o escasez de alimentos. El hongo Aspergillus se cuela en el organismo del ave, gracias también a diminuto tamaño de sus esporas. De hecho, se inhalan fácilmente y se depositan en la tráquea, en las jeringas (órgano vocal de la tráquea) hasta llegar a los bronquios y sacos aéreos.

Desafortunadamente, la conformación física del tracto respiratorio permite que las esporas de Aspergillus penetren mejor: su sedimentación en estos órganos se ve favorecida no solo por cavidad de ellos sino también de la condición de humedad que está dentro de ellos. Cuando se multiplican en múltiples granulomas fúngicos de color blanco verdoso, se denominan ‘aspergilomia‘. Su presencia reduce obstruye las vías respiratorias para crear una condición letal de asfixia.

Aspergilosis en aves: síntomas

¿Cómo reconocer la aspergilosis antes de que sea demasiado tarde? He aquí una serie de síntomas que de inmediato revelarán la enfermedad y nos harán correr a refugiarnos: bastará con observar atentamente a nuestras aves y cuidarlas, haciendo particular presta atención a la forma en que respiran. En realidad, no se trata de señales variadas y llamativas, sino de una respiración extraña, que podríamos definir como falta de aire, y que debería disparar la alarma en nosotros.

La gravedad de esta respiración corta depende del grado de infección de la aspergilosis de forma natural: cuantos más granulomas se desarrollen, más obstruidas estarán las vías respiratorias del ave. Lamentablemente, los síntomas suelen reconocerse cuando ya es demasiado tarde y el ave respira con gran dificultad, con el pico abierto para intentar recoger la mayor cantidad de aire posible y con muchi por la nariz, perdiendo también el apetito.

Otros síntomas relacionados, que sin embargo no son indicativos de aspergilosis por sí sola, son: pérdida de apetito, diarrea y alteraciones del comportamiento debido a problemas neurológicos. Lamentablemente, suelen pasar algunas semanas desde la clara presencia de síntomas hasta la muerte, pero menos cuando se trata de situaciones más graves y demasiado comprometidas. La única oportunidad para entender si se trata de Aspergilosis es un diagnóstico realizado por el veterinario, como veremos más adelante.

Aspergilosis en aves: las causas

Más que las causas desencadenantes, estas son condiciones particulares en las que se encuentra el ave. Ya hemos mencionado que una de las situaciones más favorables para que la patología arraigue es cuando el sistema inmunológico está comprometido o el volátil está sujeto a un estrés severo. De hecho, entre las causas desencadenantes se encuentran los períodos de posconvalecencia después de una enfermedad, cuando el ave es capturada y colocada en una jaula, y finalmente en el período de postratamiento antibiótico.

Saber limpiar a fondo la jaula de nuestro pájaro es fundamental para evitar que la jaula se convierta en un lugar adecuado para la proliferación del hongo Aspergillus. De hecho, está instalado en el jaulas mojadas, en agua sucia y estancada de la botella y en comida dejada para pudrirse (pipas de girasol, maíz y cacahuetes dejados a moldear). Por lo general, ese entorno favorece la formación de hongos, gérmenes y microbios que pueden crear diversos daños en los sistemas respiratorio y vital de nuestros amigos volátiles.

Finalmente, la convivencia con varios ejemplares en un mismo ambiente, la escasez de alimentos y la inhalación de sustancias irritantes, o detergentes tóxicos de limpieza, pueden favorecer el desarrollo de esta enfermedad en el ave.

Aspergilosis en aves: la especie con mayor riesgo

El hongo puede echar raíces en la jaula de cualquier ave, pero hay algunas especies que son particularmente propensas a este tipo de patologías. Esto no debería resultar en no adoptar estas aves o no tenerlas en casa, pero será necesario estar atento a ellas y programar visitas periódicas al veterinario. Las especies más susceptibles a la aspergilosis son, como ya hemos mencionado especies ornamentales, sino también aves rapaces como la gerifalte, azor y búho nival. Los pingüinos y los reyes del pollarium tampoco son seguros, como pavo y gallina de guinea. Aves silvestres como patos, gaviotas y cuervos.

Aspergilosis en aves: el diagnóstico

Aves aspergilosis
Aspergilosis aviar: esta enfermedad también es común en pingüinos (Fuente: Pixabay)

Habitualmente el veterinario opta por tomar una muestra de moco que sale del pico para analizarlo y descartar la presencia del hongo. Alternativamente o junto con este examen, el experto puede evaluar si debe realizar una radiografía de pulmón o una endoscopia (en aves medianas a grandes). Por tanto, será él quien considere un método de análisis más adecuado que otro e intervendrá con prontitud antes de que sea demasiado tarde.

La enfermedad diagnosticada puede ser de dos tipos, las formas en las que se manifiesta: agudo o crónico. El primer tipo es típico de las aves más jóvenes, que son afectadas por la enfermedad de forma repentina y violenta, con pocas posibilidades de supervivencia. La segunda forma, por otro lado, tiene una progresión más lenta y empeora con el tiempo. Cuando la enfermedad no se trata, puede incluso modificar la estructura ósea del ave (especialmente en los ancianos) y crear perturbaciones en el sistema nervioso, hasta la parálisis.

Aspergilosis en aves: terapia

Eso sí, nuestra tarea solo será seguir las instrucciones que nos dará el veterinario. El experto suele optar por tratar el problema con una terapia antifúngica, utilizando sustancias como la anfotericina B. Si el experto lo considera necesario, no será difícil encontrar en el mercado medicamentos antifúngicos a base de fluconazol, itraconazol, ketoconazol, etc.

Nuestras funciones también incluyen la administración de estos medicamentos a las aves: generalmente se prefiere l’aerosol, la ruta más eficaz para el sistema respiratorio. Como suele suceder, junto con la antibioterapia se requiere el uso de complementos vitamínicos que protejan el estómago, junto con una adecuada nutrición del ave y unas condiciones higiénicas absolutamente impecables. El tratamiento requerido suele durar más de un mes según la etapa de la enfermedad en curso.

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FC

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