¿Es obligatorio ponerle el microchip al gato? Lo que dice la ley
Los dueños de mascotas tienen varias obligaciones legales. ¿Pero es obligatorio ponerle microchip al gato? Descubrámoslo juntos.
Cuando se trata de microchips para mascotas, el pensamiento se dirige inevitablemente al perro. Sin embargo, en los hogares italianos, como Fido, la otra mascota por excelencia es el gato. Bueno, ¿existe la obligación de ponerle microchip al gato? Averigüemos juntos qué establece la ley al respecto y las sanciones impuestas.
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Que es el microchip
El microchip de mascota es un dispositivo que se inocula en el cuerpo del animal, y permite la identificación del mismo, así como de su dueño. Suele colocarse detrás de la oreja del animal, con un procedimiento completamente indoloro.
El microchip contiene un código identificador compuesto por 15 dígitos, que identificará inequívocamente al gato (y a su dueño). El veterinario inoculará el chip y luego registrará al gato en el registro nacional de gatos, ingresando los siguientes datos:
- Número de identificación
- Fecha de inoculación del chip
- Datos de identificación del gato (Sexo, raza, tamaño, color, edad y nombre)
- Datos identificativos del titular (información general, código fiscal, domicilio, contacto telefónico)
Para qué sirve
Partamos de un supuesto: el microchip es una herramienta que tiene una gran utilidad en la protección del gato. De hecho, el dispositivo asegura la trazabilidad del animal, pudiendo rastrear a la persona que lo sostiene y lo cuida, y el lugar donde reside (obviamente correspondiente al del propietario).
Al mismo tiempo tiene una función insustituible en la infortunada hipótesis en la que el gato se pierde. Gracias al código de identificación siempre es posible rastrear la identidad del gato y su dueño, facilitando la búsqueda de animales perdidos.
Por otro lado, es una herramienta que desalienta fuertemente el fenómeno odioso del abandono de animales, particularmente acentuado durante los meses de la temporada estival, y que constituye, además de la integración de un delito, un fenómeno de descortesía sin precedentes.
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Obligación sí, obligación no
A pesar de la indudable utilidad descrita anteriormente, no existe una obligación nacional de ponerle microchip al gato (mientras que aquellos que no lo hacen se arriesgan es requerido). Sin embargo, se recomienda encarecidamente la inoculación. Sin duda, esta es una deficiencia grave, considerando que el gato, como el perro, es la mascota por excelencia.
Sin embargo, desde este punto de vista hasta la fecha, de hecho, goza de menos protección. Bajo la ley marco 281 de 1991 sobre las mascotas y la prevención de animales callejeros, el gato se define cual animal en libertad. Y este supuesto está en la base de un trato sustancialmente diferente, con menos obligaciones y responsabilidades para los dueños de nuestros queridos felinos.
Las excepciones
Sin embargo, algo también está comenzando a moverse en este sentido. Sabemos cómo la ley marco 281 del 1991 se limita a dictar las pautas fundamentales que rigen el tema de los animales de compañía, cuya competencia, no obstante, se delega en las regiones.
Y las regiones regulan con sus propias fuentes al respecto. ¿El resultado? Contamos con 20 normativas distintas sobre el tema: claro, inspiradas en las mismas pautas, pero que cambian en detalle. Y estos detalles pueden ser enormes en algunos casos; en cuanto a la obligación de picar al gato.
Bueno, Lombardía ha establecido la obligación de inocular microchips a los gatos a partir del 1 de enero de 2020. La regla no es retroactiva. En pocas palabras, existe una obligación solo para los gatos nacidos o adoptados a partir de esa fecha. En cualquier caso, un gran gesto de civilización, al que esperamos que pronto se adapten otras regiones.
Antonio Scaramozza