Quistes en gatos: los diversos tipos, causas, síntomas y remedios
Los quistes en los gatos pueden ser de varios tipos: averigüemos cuáles son las causas y los remedios más adecuados para afrontar el trastorno.
Acariciar el suave y esponjoso pelaje del gato, para los amantes del gatito, es uno de los grandes placeres de la vida. Sin embargo, puede suceder que este gesto de cariño hacia el animal se convierta en una inspección involuntaria de su cuerpo. Si notamos una hinchazón en la piel del gato, podríamos enfrentarnos a uno quiste. Esto es lo que debe saber al respecto.
Los diversos tipos de quistes
El quiste aparece como una hinchazón, de tamaño variable, en la piel del gato.
En la mayoría de los casos son benignos y no preocupan la vida del animal. Fácilmente identificables al tacto, generalmente no causan dolor al pequeño felino.
Distinguimos entre varios tipos de quistes:
- Sebáceo puro: es la más común entre las diversas formas posibles que pueden presentarse. Generalmente benignos, contienen un líquido que debe ser absorbido para evitar la aparición de infecciones. Pueden manifestarse en cualquier parte del cuerpo;
- Quiste folicular: junto con la luteinica, es una de las dos formas de quistes ováricos que pueden desarrollarse en los gatos. También se caracterizan por la presencia de líquido; su aparición está relacionada con trastornos hormonales.
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La causa
El quiste tiene un crecimiento gradual, y es fácilmente identificable acariciando al gato, y posteriormente también desde un punto de vista visual.
La acumulación del material en un punto dado, como para formar el quiste, se debe a la obstrucción del conducto de una glándula sebácea, que no permite la salida normal del líquido.
Esta oclusión puede deberse a un rasguño, una patología de la piel, cualquier trauma general que involucre el área donde posteriormente se formó el quiste.
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Los remedios
Los quistes, como se mencionó, en la mayoría de los casos son benignos; en algunos casos, sin embargo, podría ser un síntoma de un problema más grave.
El veterinario, también en función de la forma, tamaño y posición de la hinchazón, podría prescribir pruebas destinadas a conocer su naturaleza, para descartar que pudiera tratarse de un tumor en el gato.
Si se confirma la naturaleza benigna del crecimiento, es posible que la extracción no sea estrictamente necesaria. Por tanto, en ausencia de otros factores perturbadores, el veterinario puede aconsejar que se limite a monitorizar el estado del quiste del gato.
El crecimiento, sin embargo, en algunos casos podría alcanzar dimensiones superiores a los tres centímetros de diámetro.
Los inconvenientes pueden ser diferentes: el primero es que el líquido del interior favorece la aparición de una infección en el felino; la segunda es que un tamaño excesivo de la acumulación de líquido, si surge en una determinada posición, podría molestar, si no dolor, al gato.
En ambos casos puede ser necesario extirpar el quiste. Hay dos soluciones viables: drenaje del líquido contenido en él, o el extirpación quirúrgica de la misma.
Antonio Scaramozza