Dieta para perros enfermos: consejos y beneficios
La dieta de un perro enfermo puede ser un arma excelente contra su enfermedad: esto es lo que debe comer un perro que no está bien.
Es un grave error pensar que la nutrición no puede ser útil cuando un perro está enfermo: en realidad, todo empieza a partir de ahí. De hecho puede acelerar o ralentizar el proceso de curación de Fido. Muchas veces nos enfocamos solo en terapias con medicamentos, sin considerar los beneficios que puede brindar una dieta sana y equilibrada, con todos los valores nutricionales que pueden apoyar tu salud, especialmente cuando esta flaquea. Así que aquí está la dieta recomendada y cómo lidiar con la enfermedad con una dieta hecha especialmente para él.
Nutrición adecuada: los beneficios para un perro enfermo
Una dieta equilibrada, y dirigida en el caso del perro enfermo, acelera el proceso de curación no solo de órganos y tejidos, sino también de huesos. Eso es genial apoyo a la terapia con medicamentos y definitivamente estimula un sistema inmunológico en apuros. De hecho, los beneficios de una dieta correcta se refieren sobre todo al aporte energético que es capaz de aportar: de esta forma el organismo se fortalece y combate la enfermedad con mayor facilidad.
El perro está debilitado: que comer.
Un perro debilitado generalmente sufre pérdida de apetito: cuando Fido se niega a comer durante tres días, también puede comenzar a mostrar dolor físico. Los huesos sobresalen y el tono muscular pierde firmeza. Cuando, por tanto, la falta de apetito del perro empieza a ser un problema, será el caso no solo de investigar sus causas, sino también de intentar intervenir de forma oportuna antes de que sea demasiado tarde.
En primer lugar, debemos intentar estimular al perro a comer, quizás prefiriendo las comidas que le gustan y a las que difícilmente puede resistir. Alternativamente, vamos a conseguirlo una jeringa sin aguja poner alimentos rallados o líquidos directamente en la boca. Si notamos que el perro, sin embargo, no quiere realmente ser estimulado, evitamos obligarlo tanto a no tener una reacción negativa por su parte como a evitar crearle problemas respiratorios.
El perro es carnívoro y, como tal, necesita una alta ingesta de grasa que, en el caso de un perro enfermo, aportan alrededor del 30% de la energía. Si se administran en pequeñas dosis y períodos cortos, no crean ningún daño. Si preferimos las gachas caseras, tenemos cuidado de quitarle la piel y los huesos al pollo, para mezclarlo con arroz hervido.
Para el sistema inmunológico y las infecciones bacterianas son muy útiles. aminoácidos, como glutamina, pero también arginina. También sirven para no perder tono muscular. Ciertos minerales como el zinc, el cobre, el selenio, el cromo y el manganeso son necesarios para curar las lesiones de los tejidos. Otro elemento fundamental es el agua, para dejarla siempre disponible o para inyectar con catéter venoso o en alimentos húmedos (lee aquí si es mejor comida húmeda o seca)
Dieta del perro enfermo: alimentación enteral
También existen otros métodos bastante invasivos para alimentar a un perro: uno de ellos es la alimentación enteral. Se llama ‘nutrición enteral’ si los alimentos pasan por un tubo en la nariz y va directamente al estómago, esófago o intestinos. Este tubo puede usarse hasta siete días pero, al ser muy estrecho, solo permite el paso de líquidos. En el caso de tubos de mayor diámetro, es posible introducir alimentos mezclados y diluidos con agua. También es bueno tener cuidado de que la incisión para insertar el tubo en la piel no cause infección.
La comida debe administrarse a temperatura ambiente y muy lentamente, de manera que se acostumbre gradualmente el estómago al paso de la comida y no genere arcadas en el perro.
Dieta del perro enfermo: nutrición parenteral
Si hablamos de ‘nutrición parenteral’ significa que se inyectan factores nutricionales en la sangre. en ambos casos será un procedimiento que solo podrá realizar personal médico especializado. La diferencia con el método enteral es que los factores nutricionales se administran a través de un catéter en la sangre, sin llegar al sistema digestivo. Entre las contraindicaciones está el hecho de que el intestino puede ‘dejar’ de funcionar y favorecer la formación de bacterias. No siempre es un método recomendado, pero es necesario en aquellos animales que tienen que dejar el sistema digestivo en reposo.
Dieta para perros enfermos: cuando es necesario
Es cierto que solo un médico puede hacer un diagnóstico correcto de la patología en cuestión, pero es igualmente cierto que un dueño atento puede evaluar por sí mismo si el perro no se encuentra bien (leer más sobre los signos de un perro que está enfermo). Pero no siempre debemos confiar únicamente en una simple ‘sensación’, ya que hay signos específicos a los que debemos prestar atención para no descuidar su estado de salud. A continuación se muestra una serie de casos en los que es necesario actuar.
- Falta de apetito: si el perro no ha comido durante más de tres días, si no ha tocado la comida o si ha comido muy poco o mucho menos de lo habitual.
- Pérdida de peso: vinculado al problema de la falta de apetito, la pérdida de peso es otro signo que no se debe subestimar.
- Se ven costillas y huesos que sobresalen: cuando el peso disminuye y los músculos empiezan a perder tono, el ‘esqueleto’ es más visible.
- Preocupantes valores sanguíneos: si los análisis de sangre revelan una falta de determinadas proteínas como la albúmina.
Dieta para perros enfermos: la adecuada para cada patología
Dependiendo de la patología que padezca Fido, es conveniente adoptar una dieta específica. Una nutrición adecuada definitivamente puede ayudar al perro recuperar fuerza y energía, sino también para apoyar el efecto de las drogas que también pueden ser bastante pesadas de soportar. Por tanto, es mejor conocer cuáles son los valores que ayudan al perro en el caso de una enfermedad concreta.
Tumores: si un perro padece una patología neoplásica, es recomendable limitar la ingesta de glucosa, contenida en los carbohidratos, pero aumentar la de proteínas y lípidos. Para completar el cuadro, el uso de Omega 3, vitamina E, selenio puede ser útil.
Patologías renales: además de darle mucha agua, hay que darle alimentos ricos en proteínas, con poco sodio y poco fósforo.
Cardiopatía: menos sodio y más verduras y verduras frescas; mejor evitar el pan.
Problemas gastrointestinales: en este caso, la digestibilidad es fundamental, por lo que es mejor preferir alimentos ligeros como huevos, ricotta, arroz, patatas, pollo y ternera.
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