Acariciar a un perro estimula el cerebro: esto es lo que dicen los científicos
¿Acaricias a tu peluche para sentirte mejor? Según un estudio, acariciar a un perro de verdad estimula más el cerebro que acariciar a un animal de peluche.
Nuestros amigos de cuatro patas siempre han sido considerados animales capaces de dar cariño y ayudar a los seres humanos. Por esta razón los perros son considerados el mejor amigo del hombre. Además, son muchos los estudios que afirman que quienes conviven con un amigo de cuatro patas pueden obtener muchos beneficios de este último.
En el siguiente artículo cubriremos un estudio reciente que afirma que acariciar a un perro de verdad estimula más el cerebro del hombre que cuando acaricia un animal de peluche.
Acariciar a un perro estimula reacciones más fuertes en ciertas áreas del cerebro: estudio
Son muchos los estudios que valoran los efectos positivos de la relación entre un perro y un ser humano.
Sin embargo Rahel Martí, psicóloga de la Universidad de Basilea, junto con su grupo de investigación, estudió los cambios en la actividad cerebral frontal del ser humano, es decir, la parte que coordina las interacciones sociales y emocionales, tanto en presencia de un perro como en contacto con este último.
Para el estudio participaron 21 personas en buen estado de salud, 10 mujeres y 11 hombres. Cada individuo asistió a seis sesiones. En las primeras tres sesiones las personas involucradas tenían contacto visual y físico con un perro mientras que en las otras tres sesiones los participantes habían contacto físico y visual con un animal de peluche (relleno con una bolsa de agua caliente para que el peluche tenga la misma temperatura que el perro).
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Tanto en las 3 sesiones con un perro real como en las 3 sesiones con un juguete de peluche, la persona involucrada en el estudio realizó una primera etapa mirando una pared en blanco, una segunda etapa observar al perro o al juguete de peluche y luego acariciarlo e una tercera etapa otra vez solo en la habitación mirando una pared en blanco.
Durante estas sesiones se han medir la actividad cerebral de los participantes y se desprendió, de los diversos datos, que la actividad cerebral aumentaba en ambos casos tanto si el hombre acariciaba al perro como si acariciaba al peluche.
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Sin embargo, tal actividad resultó en mayor medida cuando el hombre acarició al perro real y duró más tiempo, incluso cuando el perro no estaba presente. Según los investigadores, esta diferencia se puede atribuir a la vínculo social que se crea entre el ser humano y el perro.