Un estudio revela la estrategia de los monos para evitar los atracones
Los científicos han descubierto que los monos emplean una curiosa estrategia para evitar los atracones: esto es lo que ocurre.
Son tan glotones como los miembros de nuestra especie, pero saben controlarse mejor. Un estimulante estudio científico ha descubierto la estrategia que el monos practican para evitar el atracones. Esto es lo que debe saber sobre esta interesante investigación, para intentar, por qué no, poner en práctica la ingeniosa técnica de nuestros primos lejanos.
Los monos resisten las tentaciones de la gula mejor que los humanos
Hay una categoría precisa de monos que, en comparación con otros primates, incluidos los seres humanos, parece ser más moderada.
Se trata del chimpancé: según el equipo de científicos de la Universidad Estatal de Georgia en Atlanta, en Estados Unidos, este animal tiene tendencia a acumular comida, para luego atiborrarse de ella.
Sus cualidades de autocontrol, sin embargo, son decididamente superior si se compara con los de otros animales.
Basta pensar, por ejemplo, que un niño de 5 años difícilmente resistiría frente a una bandeja de golosinas, ni siquiera con la promesa de que si evitaba comerlas recibiría más.
Para los chimpancés, en cambio, es un asunto muy diferente: aquí está la estrategia que ponen en práctica para evitar comer en exceso.
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¿Cuál es la estrategia que usan los monos para evitar comer en exceso?
Acaparadores en serie de comida, los chimpancés logran abstenerse de engullirla… al no pensar en los deliciosos bocados que tienen a su disposición.
Sí, básicamente la técnica que adoptan estos animales es la de la distracción.
La forma en que estos primates evitan pensar en la comida y, en consecuencia, se entregan a dulces tentaciones es un juego.
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Al parecer, en realidad, se trata de una actividad que no solo tiene una función lúdica, sino que puede servir a los monos para olvidar momentáneamente las golosinas acumuladas, evitando atesorarlas.
Todo proviene de la fascinante actividad de observación realizada por los científicos: estos animales juegan con más frecuencia cuando tienen comida a mano.
No solo eso: logran controlarse mejor, con la promesa de que -al resistir la tentación- recibirán otras glotonas recompensas.
De hecho, una vez que entendieron que si tenían que evitar la comida disponible habrían recibido más, dejaron de tocarla, frenando el apetito y recayendo en el juego.