Miedo a los caballos en los niños: Freud, zoofobia infantil y como curarla
¿Cuáles son las causas del miedo a los caballos en los niños? El caso ha sido estudiado a fondo por Freud y se han realizado importantes descubrimientos en la zoofobia infantil: qué hay que saber.
Suelen ser los héroes de los cuentos infantiles o los fieles ‘medios de transporte’ de los grandes caballeros, entonces, ¿por qué los pequeños humanos pueden tenerles miedo? Veamos si el origen de esta fobia es de carácter traumático o ligado al tamaño del caballo que, aunque bello y elegante, parece enorme a los ojos de un niño. Así que esto es lo que descubrió el psicoanalista Sigmund Freud sobre miedo a los caballos en los niños y lo que se sabe sobre la zoofobia infantil.
Zoofobia infantil: cuando el niño le tiene miedo a los animales
Parece extraño pensar que un pequeño humano que suele acercarse primero a los animales que puede tener en casa y luego a los demás seres humanos, le tenga miedo. ¡Sin embargo, puede ser así! La zoofobia es el miedo a los animales en general o de un tipo particular.
Se trata un síndrome neurótico, un miedo morboso, sin embargo, que suele nacer tras un hecho traumático que vio como protagonista a un animal que luego se convertirá en el objeto del miedo del niño.
La neurosis de esta forma de miedo radica en que los síntomas a menudo pueden ser: ansiedad, inseguridad, timidez extrema, etc. En el niño, por tanto, este miedo se desatará cada vez que vea a ese animal, aunque aparentemente no tenga nada que temer: no es casualidad que hable de él. miedo irracional precisamente porque es difícil de gestionar.
Miedo a los caballos en los niños: de qué viene
Cuando un niño le tiene miedo a un animal, ya sea un perro, un gato o un caballo, en fin, fobias a los animales, es porque él mismo ha sido víctima de un accidente o ha sido testigo de un hecho traumático que no lo involucró. en primer lugar, persona, si no como espectador. De hecho, en ambos casos el niño podría desarrollar una fobia cada vez que ve a ese animal porque cree que podría hacerle daño.
Entonces puede estar aterrorizado al ver a ese animal porque ya ha sido testigo de algunos eventos como:
- comportamiento repentino y violento del animal,
- escuchó sus versos y les tuvo miedo,
- lo vio moverse y retorcerse con fuerza.
También puede suceder que el pequeño tenga miedo simplemente porque ve que el animal es mucho más grande que él, no es su igual y, por tanto, no sería capaz de ‘gestionarlo’. No olvidemos que estamos hablando de niños, que no tienen una percepción clara de cuán justificado o irreal es su miedo.
Todavía un ruido o un evento traumático que quizás no involucre directamente al animal, puede ser (irrazonablemente) asociado con él por el niño: piense, por ejemplo, en un trueno o un estallido cuando el pequeño humano ve al animal. Si, por un lado, el niño podía «conectar» el ruido al caballo, por otro lado, también podría aterrorizarse ante la reacción del caballo al mismo ruido.
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Freud y el caso de Hans
El caso de Hans se hizo famoso porque fue estudiado e investigado por el más grande psicoanalista del mundo, Sigmund Freud. Sin embargo, el sentido de descubrimiento del erudito corre el riesgo de desviarnos, pero es interesante saber que el punto de partida de su investigación fue precisamente El miedo de Hans de 5 años a los caballos.
El niño le tenía miedo al caballo cuando estaba atado al ómnibus para transportar personas y cuando tiraba de cargas. Dijo que no quería acercarse al caballo, si veía uno en la calle, porque tenía miedo de que el animal lo mordiera.
Pero no solo: además de morder, Hans pensaba que cuando los caballos se veían obligados a remolcar mercancías o personas se caían al suelo y pateaban para evitar ser ‘cargados’ de nuevo con pesos. Además, su miedo también fue alimentado por los carreteros que golpeaban a los caballos para incitarlos a salir o cumplir sus órdenes.
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Miedo a los caballos en los niños: el papel de los padres y el cuidado
En realidad, la mejor manera de lograr que un niño supere el miedo a algo es no los obligue a tener necesariamente contacto con el objeto de su terrorPor tanto, si el niño le tiene miedo al caballo, no lo obliguemos a montarlo. El resultado no conduciría a nada bueno, de hecho empeoraría la situación.
Quizás apoyándose en los consejos de expertos, los padres puedan explicar las características del animal al niño, subrayando sus aspectos positivos y asociándolo siempre con algo bueno como la valentía del caballo en los cuentos de hadas o cuentos.
Al mismo tiempo puede ser útil explicarle qué ‘no hacer’ con el animal, en primer lugar porque es un ser vivo y como tal hay que respetarlo, pero también para evitar otras reacciones desagradables del propio animal.
Para vencer el miedo al caballo, por tanto, hay que aprender a conocerlo, a comprender su carácter y a cuidarlo estableciendo una relación más íntima y de confianza, obviamente siempre bajo la supervisión de un adulto.
Francesca Ciardiello