El gato con hipotiroidismo: la intervención en el primer año de vida es decisiva
Un gato con hipotiroidismo se salva con tratamientos específicos en el primer año de vida: para él ahora se espera una vida mejor.
Muy a menudo allíla vida no es igual y correcta para todos. Esta es una lección que se puede aprender de inmediato o con el tiempo. Pero no es culpa de nadie, es la vida misma la que funciona así. Depende de nosotros decidir si afrontarlo, con fuerza y coraje, o dejarnos vencer paso a paso.
Un discurso que también se aplica al nuestro amigos de cuatro patas. Si es cierto que no tienen la palabra y el «don» de la razón, es posible que aún puedan comunicar sus emociones y miedos a través de otras formas de vida. Y esto es bien sabido por cualquiera que tenga una mascota, dentro de su casa.
Un perro o un gato la mayor parte del tiempo. Un animal que crece con nosotros y del que podemos entenderlo todo. ¿Cómo le pasó al Gato leo, encontrado recién nacido en el jardín de una casa. El felino dio de inmediato indicios de sufrimiento y alguien lo ha pensado bien poder guardarlo siguiendo el protocolo correcto.
El hipotiroidismo no detiene al gato Leo: tras un año de «duro trabajo» la vida vuelve a sonreírle
Si una historia comienza mal, no significa que inevitablemente terminará mal. Por supuesto, a veces alguien necesita intervenir para resolver el problema, especialmente si están involucrados nuestros amigos de cuatro patas, quienes, muy a menudo, se encuentran en problemas. dificultad sin que nos demos cuenta.
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Como sucedió en el caso del Gato leo (nombre adquirido más tarde), encontrado dentro del jardín de una dama, Virginia, Estados Unidos de América. Cuando, con el tiempo, se dio cuenta de que madre gato no volvería a retirarlo, se lo llevó con ella y empezó a cuidarlo.
Sin embargo, inmediatamente comprendi que algo estaba mal. Entonces, sin pensar demasiado, se volvió hacia la dama Penny Richards, experto en el tratamiento de gatos que quedaron huérfanos demasiado pronto. Leo tenía problemas de alimentación, de inmediato se negó a comer, en cualquier momento del día o de la noche. Así, a través de inyecciones de jeringuilla, Penny empezó a darle agua y comida a través de gotas.
El gato, poco a poco, comenzó a retomar su propia vida «entre sus patas». Pero a pesar del paso de los días y las semanas se notó que el gato no crecía de forma regular. Sus orejas estaban aplastadas y sus dientes no coincidían con su edad.
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En ese momento se entendió que el gato estaba sufriendo una hipotiroidismo desde el nacimiento. También en este caso, se tomó una acción inmediata con el cuidado necesario dentro del año de vida. También porque Leo, «a pesar de su pequeño tamaño – dicen las dos mujeres – siempre estuvo de buen humor». El hipotiroidismo afecta tanto el desarrollo cognitivo como el físico. Esta condición le ha provocado diversos retrasos en el desarrollo, pero gracias al diagnóstico realizado a tiempo y gracias al trato recibido, mejora día a día.
Davide Garritano