Callos en las almohadillas para perros: consejos y recomendaciones para prevenirlos y tratarlos
Desafortunadamente, nuestros amigos animales también envejecen y el cuerpo muestra signos de esto, como callosidades en las almohadillas para perros. Esto es lo que debe hacer para prevenirlos y tratarlos.
El paso de los años no perdona ni a nuestros peludos amigos, que en realidad envejecen más rápido que nosotros. Los callos son signos visibles y tangibles en el cuerpo del perro, un símbolo de alguna dolencia más de lo normal. En los perros, una de las zonas más propensas a su aparición son las almohadillas, obviamente imprescindibles para caminar. Veamos qué hacer juntos.
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Cuando el perro envejece
La aparición de callosidades en las almohadillas de las patas del perro no debería alarmarte en absoluto. Es un fenómeno absolutamente normal, especialmente si su perro ha recorrido un largo camino en su vida con usted, metafóricamente y de otra manera. En resumen, un signo normal de envejecimiento, como nuestras arrugas.
El problema surge cuando estos callos son molestos o dolorosos para el perro. En este caso, la marcha puede verse afectada y provocar que el perro no quiera caminar en varias ocasiones, como cuando sale a pasear. Y está claro que en estos casos tendrás que tomar las medidas adecuadas.
La causa
Como se mencionó, los callos surgen con los años, por supuesto. Pero, por supuesto, esto sucede porque las almohadillas son esenciales para que el perro camine y, con el tiempo, están continuamente sometidas a la presión del peso del animal.
Cubren todo tipo de superficies, desde el pavimento hasta el asfalto para pasar a la tierra natural, y con cualquier temperatura (pensemos en el verano donde se alcanzan los picos más altos del año, muy por encima de los 40 grados). En resumen, un proceso de desgaste imparable e interminable.
Prevención
no hace falta decir que la prevención es la mejor de las terapias posibles. Ciertamente no detendrá la aparición de callosidades en las almohadillas del perro, pero con las precauciones adecuadas puede mantenerlas bajo control. Es fundamental que el perro lleve un estilo de vida sano y equilibrado.
Para ello es necesario ante todo cuidar la alimentación, manteniendo al perro siempre dentro de los límites del peso ideal. De esta forma, Fido no ejercerá demasiada presión sobre las almohadillas de las patas, que tendrán menos peso que soportar.
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Cuando la prevención no es suficiente
Si los tratamientos preventivos no son suficientes, o en la hipótesis en la que hayas decidido actuar solo después de la aparición del problema, tendrás que evaluar la extensión de los callos que han aparecido en las almohadillas del perro. Como se mencionó, muchas veces no causan problemas a Fido, quien continúa llevando su vida con normalidad, sin dificultad alguna.
Si, por el contrario, te das cuenta, quizás durante el paseo con el perro, de que el animal tiene problemas para caminar, deberás consultar inmediatamente a un veterinario, que podrá aconsejarte sobre el remedio más adecuado para la situación específica de Fido.
Terapia
No todos los callos son iguales: claramente será el veterinario quien evaluará el estado de los mismos y la terapia relativa a adoptar. Los casos más graves pueden requerir cirugía destinado a la eliminación de callos. Afortunadamente, en la mayoría de los casos este no es el caso, y obviamente se lleva a cabo una terapia menos invasiva.
Un remedio muy habitual es sumergir las patas del perro en una solución compuesta de sales minerales y agua caliente, según las dosis prescritas por el veterinario de confianza. Un tratamiento para realizar todos los días, al que debe seguir un suave masaje en las almohadillas del perro.
El veterinario también puede prescribir complementos alimenticios para fortalecer la piel del perro, incluidas almohadillas. Sin embargo, esta es una medida que produciría efectos más incisivos si se implementara desde una perspectiva preventiva.
Antonio Scaramozza