Los tiempos en los que el perro puede ladrar: lo que dice la ley
¿Existe alguna regla que establezca los tiempos en los que el perro puede ladrar o no? ¿Cuándo se considera molesto el ladrido de un perro? Eso es lo que dice la ley.
Las relaciones con los vecinos no siempre son idílicas y, en ocasiones, el motivo de la disputa es nuestra mascota. Las peleas suelen tener como objeto los ladridos de Fido, especialmente de noche, donde pueden perturbar el descanso de las personas. los caña ciertamente no sabe si hay alguna momentos en los que puede ladrar y otros donde está prohibido; pero, ¿existe realmente una regla que rija este aspecto? Descubrámoslo juntos.
Trastorno de la paz pública
La vida con un perro no se reserva solo los aspectos afectivos y lúdicos que le da su compañía y su fidelidad; a veces nos encontramos enredados en disputas de condominio, o en general con el barrio, que se quejan de los ladridos de nuestro perro. Este no es un problema fácil de resolver.
Por otro lado, los ladridos son la principal forma de comunicarse de Fido, y no es fácil hacer que el perro comprenda los momentos en los que puede ladrar y en los que no. El derecho del perro a ladrar debe equilibrarse, sin embargo, con las necesidades de sus vecinos y con lo que establece la ley.
La ley civil de referencia es laArte. 844 cc, que establece que, entre otras cosas, los ruidos viniendo del trasero del vecino no pueden exceder el umbral de tolerabilidad normal; y esto también se aplica a los producidos por el ladrido del perro. Pero, ¿qué se entiende por tolerabilidad normal?
Pues bien, los límites más allá de los cuales se consideran los ruidos más allá del umbral de la tolerabilidad normal no se dejan al criterio del juez (o peor aún al nuestro o al de los vecinos), sino que los establece el Ley marco sobre contaminación acústica (n. 447/1995).
Los ruidos durante el horas de la noche no puede exceder el umbral de 3 dB; de día el límite sube a aa 5 dB.
Tiempos en los que el perro puede ladrar
Por tanto no existe una legislación que establezca los horarios en los que el perro puede ladrar y otros en los que no está permitido (sin embargo, no quita que este aspecto no pueda regirse por una cláusula del reglamento de condominio).
Lo que se debe evaluar es el piso de ruido, que será más o menos alto según el momento del contexto en el que ocurra el evento.
Hay una serie de otros parámetros que, en un caso específico, deberán tenerse en cuenta: por ejemplo, una cosa es que el perro ladre durante media hora seguida, además de que el episodio se limite a unos pocos minutos. Además, las razones por las que el perro ladró también deben evaluarse, si es posible.
Piensa en la hipótesis en la que un ladrón se cuela en tu propiedad y Fido ladra al intruso: en este caso la reacción del perro está más que justificada. También habrá que tener en cuenta el contexto: el ladrido de un perro en una zona rural aislada perturbará más que el de un perro en una zona cuyos locales son frecuentados hasta altas horas de la noche.
Por otro lado, es la misma razón por la que el límite de dB, durante el día, es más alto. Durante las ocupaciones diarias, con los ruidos de fondo más fuertes, es más improbable que el ladrido de un perro sea perturbador hasta el punto de llamar la atención.
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La responsabilidad del propietario
Sin perjuicio de lo anterior, la responsabilidad del perro que ladra demasiado, especialmente en momentos inadecuados, puede concretarse en varios aspectos.
Desde el punto de vista del derecho civil, si se constata el daño causado a los vecinos por la alteración del orden público, se podría obligar a pagar una indemnización por los daños, además de la obligación, para el futuro, de prevenir o limitar los ladridos del perro.
La responsabilidad también puede ser penal, que se concreta en la conducta prevista y sancionada por elArte. 659 cp (Trastorno de la paz pública) con pena de prisión de hasta tres meses o con multa de hasta 309 euros.
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Antonio Scaramozza