¿Está prohibido alimentar a los gatos callejeros? Lo que establece la ley
¿Está prohibido alimentar a los gatos callejeros? ¿Cuándo alimentar a los gatos se convierte en un acoso del vecino? Eso es lo que dice la ley.
Dar de comer a los animales callejeros es un gesto que indica una gran nobleza de ánimo: ayudar a los que no tienen voz a pedir ayuda es sinónimo de cortesía y gran amor al prójimo. En algunos casos, sin embargo, el gesto debe conciliarse con las necesidades del vecindario para el disfrute de la propiedad: las quejas a menudo se refieren a la higiene del entorno circundante. Por tanto, nos preguntamos si y cuándo es Está prohibido alimentar a los gatos callejeros., y cuando puede ser una molestia para el vecino.
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¿Está prohibido alimentar a los gatos callejeros?
No existe una regla específica que le impida alimentar a los gatos callejeros; por tanto, en el vacío de la legislación de nuestro ordenamiento jurídico, se deben evaluar una serie de escenarios diferentes. Sin embargo, partimos de definición de animal extraviado. La legislación pertinente en la materia es la Ley Marco 281 de 1991, que regula el tema de mascotas y prevención de
perros callejeros.
La ley señala algunos principios generales, como la protección generalizada de las mascotas, la condena de toda forma de maltrato y su abandono, y la prevención de los animales callejeros, a través de campañas de esterilización.
No obstante, para los animales callejeros existe un trato diferente según se trate del perro o del gato: según el art. 2 párrafo 1 de la citada ley, Perros callejeros encontrados, capturados u hospitalizados de otra manera en perreras y refugios., la gato en cambio se considera animal en libertad.
Es decir, donde el animal no ha sido abandonado, el felino queda libre para vivir en la calle: es esterilizado por la autoridad sanitaria responsable de la zona pero liberado tras la convalecencia.
De hecho, el gato en libertad puede encontrarse en la situación de tener que procurarse su propio alimento a diario, sin obligación de proveerlo. Por tanto, la conducta de quienes alimentan a estos animales es meritoria, libre según la ley, pero extraviada de hecho.
Gatos callejeros en el condominio
En condominio los intereses a conciliar son ciertamente mayores; cuantos más condominios haya, más necesidades diferentes surgirán, con respecto a las cuales se debe encontrar un equilibrio. Si los felinos son dentro del condominio, ¿se puede prohibir la alimentación de gatos callejeros?
Partimos del supuesto de que el gato, como animal en libertad, no puede ser maltratado ni obligado a abandonar el lugar donde ha decidido vivir, incluido el condominio. Además, el concepto de colonia felina: consiste en el conjunto de dos o más gatos que viven en un territorio específico.
Quien tenga conocimiento de ello puede decidir denunciar la existencia de la colonia felina al Municipio o al ASL territorialmente competente. La colonia felina nunca podrá ser sacada del territorio que habita, salvo que existan razones comprobadas de peligro para la higiene y la salud pública.
Quien haya denunciado la existencia de la colonia felina se hace responsable de la misma, podrá solicitar la esterilización gratuita de los gatos que la componen y podrá darles de comer, sin que se imponga ninguna prohibición al respecto.
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Cuando alimentar gatos callejeros es una molestia para el vecino
El hecho de que no esté prohibido alimentar a los gatos callejeros no significa que no estén ahí reglas a respetar en la realización de la acción. Como hemos visto, la colonia felina solo se puede disolver por razones comprobadas relacionadas con la protección de la higiene y la salud pública.
La primera obligación del responsable de la colonia felina, por tanto, es limpiar adecuadamente. Una vez que los gatos hayan ingerido la comida, se deben retirar todas las sobras de los animales y los recipientes utilizados, así como limpiar la superficie utilizada.
El riesgo es que las sobras puedan atraer a otros animales, como ratas y ratones, posibles vehículos de enfermedades que pueden transmitirse a los humanos; Otro posible inconveniente es que los restos de comida pueden perturbar el vecindario con su propio olor. En definitiva, alimentar a los gatos callejeros, sin respetar la normativa, puede resultar acoso al vecino.
La Tribunal de Apelación de Roma, con sentencia de 29 de abril de 2013, sentenció a dos condominios pertenecientes al mismo que el demandante; alimentaron a los gatos callejeros de la zona colocando cuencos dentro del garaje del solicitante, quien se vio obligado a cerrar las ventanas para evitar la entrada frecuente de los gatos a la casa.
Antonio Scaramozza