Parto por cesárea en el gato: como proceder, los riesgos y cuando es necesario
¿Parto natural o por cesárea en el gato? Depende de las circunstancias pero es recomendable conocer los riesgos y consecuencias de esta operación quirúrgica.
¿La alegría de los futuros gatitos nos hace perder de vista el momento del nacimiento? Sin embargo, es un momento fundamental, del que quizás no sepamos lo suficiente. Al igual que con nosotros los humanos, el Parto por cesárea en el gato es una alternativa a la natural, generalmente cuando las condiciones no son del todo estables y color de rosa. Entonces veamos cuándo es necesario y cómo proceder para una operación de este tipo.
El nacimiento del gato: un momento inolvidable
Aunque la emoción de dar la bienvenida a los gatitos a la casa es enorme incluso para los dueños que rara vez se mueven, el gato vive el momento de una manera muy natural. También se prepara para el feliz acontecimiento eligiendo los rincones más tranquilos de la casa para montar la guarida que acogerá a los bebés.
Una vez que los gatitos son expulsados de forma natural, el gato los cuida enseguida, lamiendo, cortando el cordón umbilical y comiendo la placenta. Es probable que después de cuidar al primer cachorro, esté lista para dar a luz al siguiente: también podría ser un intervalo de unos 30 minutos.
Como los grandes felinos, puede suceder que en las colonias felinas algunas madres felinas también amamanten a gatitos que no son suyos: esto se debe al espíritu de colaboración que existe entre todos los ejemplares de una misma especie. Además, puede suceder que el período de nacimiento coincida con el de muchos otros gatos (parece ser siempre a finales de primavera u otoño).
Mientras alimenta a los pequeños ‘extraños’ con su leche, la madre reconoce a sus cachorros por el olor de la piel, el pelaje, etc. También puede ocurrir lo contrario, es decir, que la madre gata rechace a sus crías: esto es muy común en el caso de una cesárea.
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Parto por cesárea en el gato: cuando es necesario
Por lo general, una gata no tiene problemas para dar a luz de forma natural y, ciertamente, no decide por sí misma si adoptar un método u otro. Mucho depende de las circunstancias que puedan convencer al veterinario experimentado de optar por una cesárea en lugar de una natural.
Se elige sobre todo por el bien de los cachorros y para facilitar su nacimiento; como se trata de una operación quirúrgica en toda regla, en caso de un segundo embarazo, la gata tendrá que someterse a otra cesárea. Precisamente por ello muchos propietarios se deciden por la esterilización del felino tras un nacimiento de este tipo. El médico elige esta operación en caso de:
- braquicéfalos, es decir, gatos con un hocico aplanado (por ejemplo, el persa),
- si el canal de parto es muy estrecho,
- si los cachorros son demasiado grandes.
Esto no quiere decir que una gata braquicefálica vaya a tener que parir solo con cesárea, pero en principio esta operación se elige por prevención y por el bien tanto de la madre como de sus gatitos.
Además, es necesario optar por una cesárea en caso de contracciones prolongadas pero que no conduzcan a la expulsión del gatito, o cuando hayan salido parcialmente y algunos se hayan quedado dentro o en caso de distocia de la madre, o un estado de fatiga que le impide seguir dando a luz. Tal sufrimiento a la gata podría evitarse precisamente con este corte en el abdomen que la ‘libera’ de los pequeños que, de lo contrario, no hubieran podido nacer.
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Cómo proceder en caso de cesárea
Ahora es una operación casi rutinaria, por lo que los riesgos que conlleva la operación son muy bajos. Procedemos bajo anestesia y continuamos con un ligero tratamiento farmacológico para facilitar la recuperación de la madre.
Algunas contraindicaciones del medicamentos utilizados en el posparto, es decir analgésicos y anestésicos, están vinculados a su mala administración, con consecuencias también sobre el aparato renal de la madre gata y sus crías.
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